sábado, 7 de abril de 2018

Hace 35 años: I Salón de Pintura Lagoven COL

Manuel Luzardo, ganador del primer premio del I Salón Lagoven
recibe su distinción de manos de Aldo Boccardo, gerente de la
División de Occidente de la filial de PDVSA.
Entre noviembre y diciembre de 1982 se celebró el I Salón de Pintura Lagoven Costa Oriental del Lago en Cabimas, iniciativa que a juicio del crítico de arte Juan Calzadilla, tenía el mérito de ser “la única ciudad de esta parte de Venezuela donde existe un salón que tenga este aspecto participativo”.

Se refería Calzadilla a la apertura a la comunidad de un salón de arte con mucha tradición dentro de esta filial de Petróleos de Venezuela, pero que en el pasado había sido restringido solo a sus trabajadores y familiares. El primero se había realizado en 1978 y el segundo, del 30 de noviembre al 7 de diciembre de 1979 en las instalaciones del Lago La Salina Club. Con 14 años, participé en este con dos obras producto del atrevimiento de un adolescente con ínfulas de artista:Amor de madre y La eterna coqueta. A pesar de no obtener ningún reconocimiento, tuve la satisfacción de que uno de los asistentes se interesara en una de esas pinturas, aunque nunca se concretara la venta.




Para 1982, el Salón Lagoven entraba en una etapa de mayor consolidación y, atendiendo a un requerimiento de residentes de la zona, la invitación se extendió a todos los artistas de la Costa Oriental del Lago. Contó con dos jurados, los cuales se encargaron de escoger los trabajos que concursaron y de otorgar los cuatro premios concedidos. El primero estuvo integrado por Pierre Carezis, superintendente de Servicios Eléctricos de Lagoven; Clarita de Pool y el pintor Pedro Piña. El segundo contó con el crítico de arte Juan Calzadilla; Enrique Romero, director del Museo Municipal de Maracaibo;  y de Vicente Alcázar, pintor e ilustrador español radicado en Maracaibo.

El público se hizo presente en la inauguración del evento.
En la inauguración del evento, realizada en el Instituto Municipal de la Cultura de Cabimas, Calzadilla mencionaba que el jurado decidió abarcar con la premiación los aspectos más sobresalientes de este salón: la búsqueda de lo auténtico, de la identidad en función de un elemento de formación popular que, a su vez, ha logrado en el país una presencia que dice mucho de la visualidad del artista venezolano.

A su juicio, Cabimas era una ciudad que contaba con una producción artística popular de gran nivel y era lógico que gran parte de estos premios tuviesen que ser dirigidos hacia ese aspecto de la creatividad. Sin embargo, mencionaba que el aporte de esta ciudad petrolera no se iba a restringir exclusivamente, como se podría pensar, al aspecto popular, ya que observaba entre los nuevos valores una tendencia hacia los aspectos más profesionales en la elaboración de la pintura. Aseguraba que eso fue lo imprevisto de este salón, ya que reflejaba la búsqueda de una línea formativa que podía ser el resultado de las nuevas escuelas de arte creadas en la región.

Las distinciones concedidas esa noche fueron las siguientes:

• Primer Premio a la obra Composición en gris, de Manuel Luzardo. Este joven, radicado en Los Puertos de Altagracia, cursaba en esos momentos estudios en la Escuela de Artes Plásticas Neptalí Rincón, en Maracaibo. La obra ganadora, según el jurado, tenía “una excelente calidad impresionista además de lograr un buen equilibrio entre los elementos y una soltura en el manejo de los grises y sus degradaciones”.









• Segundo premio a Pintura de mis recuerdos, de Blanco Aparicio, artista popular reconocido por sus escenas de la Cabimas del ayer.










• Tercer premio al cuadro Vía Los Cocos-Santa Rita, de Numa Barboza.







• Cuarto premio a Cine Principal, de Luis Sánchez.

Blanco Aparicio junto a su obra "Pintura de mis recuerdos"
Además se otorgaron menciones honoríficas a Paolino Seifo, por la obra Bodegón con zapatilla, en la que mostraba su pericia en el manejo del dibujo y las técnicas académicas clásicas; a Margarita Soto, la reconocida artista popular por su trabajo titulado San Benito en el Gasplant; y a Enrique Colina, arquitecto y para la época un joven valor emergente de la pintura por su Proyecto de Cultura para Cabimas o Maracaibo.


El jurado recomendó en esa ocasión que en futuras ediciones se aceptaran dos obras por participante, a fin de tener más elementos de juicio al momento de valorar el trabajo autoral. Además, otorgó un voto de estímulo a Lagoven por la apertura de este Salón a la comunidad de la Costa Oriental, una experiencia que luego se extendería a todo el Zulia cuando en 1994 este importante encuentro artístico evolucionó al I Salón Lagoven de Artes Visuales, con sede en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (CAM-LB), en Maracaibo, abierto a otras expresiones como la escultura, instalaciones y fotografía. La cuarta y última edición se efectuaría en 1997.

En la esquina inferior izquierda puede observarse la obra de
Emerio Darío Lunar participante en el Salón 
Como nota curiosa, Emerio Darío Lunar —quien siempre fue reacio a este tipo de concursos— participó como artista invitado en el I Salón Lagoven COL, con una colorida obra titulada El Buen Samaritano, en la cual un burro con una cruz colgada del cuello posaba en un salón de paredes y columnas azules, piso de mosaicos amarillos y rojos, así como una cortina de encaje en el lado izquierdo. A pesar de la sátira implícita, el autor no causó el revuelo que creyó podría provocar un tema como el planteado.



Fuente: Rodríguez, Pedro (1983). I Salón de Pintura Lagoven Costa Oriental del Lago: El arte de la comunidad marcó la diferencia.  Revista Nosotros, enero 1983, p. 25.  

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