miércoles, 7 de septiembre de 2016

Asta Nielsen: del Abismo al estrellato


“En términos de expresión y versatilidad…
soy nada comparada con ella”
Greta Garbo refiriéndose a Asta Nielsen

Asta Nielsen: la seducción danesa.
Fuente: astanielsen.tumblr.com
Pese a lo que muchos suponen, la precursora de la mujer fatal en el cine no vino de Hollywood. Ni Theda Bara, ni Mae Murray, ni Pola Negri, mucho menos Louise Brooks, fueron las primeras en encarnar la figura de la fémina apasionada que lleva a los hombres a su propia destrucción. La pionera fue una actriz danesa, casi desconocida para el público actual, cuyo nombre llegó a la cima de la fama en los inicios del séptimo arte: Asta Nielsen. Sin embargo, su camino al estrellato no vino exento de obstáculos.

Nacida el 11 de septiembre de 1881 en Vertebro, un barrio de la capital de Dinamarca, a los 14 años murió su padre, por lo que debió ayudar a su madre y a su hermana para poder subsistir en medio de serias limitaciones económicas. Para ello, se ganaba la vida trabajando en una panadería de día y estudiando por las noches en la Escuela del Coro del Teatro Real. A los 18 años resultó embarazada de su única hija, Jesta, pero ello no obstaculizó su desarrollo como intérprete. Así, su carrera teatral continuó en ascenso y ya para 1909 era la primera actriz del Nuevo Teatro de Copenhague, todo un logro para alguien que había surgido desde la más profunda pobreza.

Su imagen no impresionó a los empresarios
del cine. Fuente: Kultur-Online
Eran los inicios del siglo XX y la novedad del cinematógrafo se extendía rápidamente desde que los hermanos Lumiere presentaran en 1895 el primer cortometraje ante una asombrada audiencia. No obstante, a estas alturas, ya las películas comenzaban a articular un lenguaje propio. En Europa, países como Dinamarca contaban con cierta experiencia en este nuevo medio de expresión, si bien el cine danés anterior a la Primera Guerra Mundial no se destacaba por ser moralista. José Andrés Dulce, en su artículo Camino a la perdición, indica que este se encontraba lleno de temas sensacionalistas, desde cacería de leones hasta trata de blancas.

A su aspecto andrógino se sumaba un
particular atractivo diferente a los cánones
de la época. Fuente: Pinterest
Para los empresarios cinematográficos del Copenhague de 1909, Asta Nielsen no era una figura acorde para desempeñarse en este nuevo medio: afirmaban que tenía la nariz torcida, los labios demasiado delgados y un tipo excesivamente varonil. Si bien era cierto que su aspecto andrógino y su particular atractivo distaban mucho de los cánones de belleza imperantes, tampoco estaban ellos en posición de exigir, pues entre los artistas consumados, el cine aún se consideraba como de poco prestigio, rudimentario en cuanto a su forma de expresión. Por lo tanto, no era una sorpresa que Asta hubiese rechazado ofertas para aparecer en la pantalla grande y luego, cuando se mostró interesada, sus pretensiones resultaron demasiado ambiciosas para tales empresarios, más motivados por conseguir rápidos beneficios económicos que en ofrecer producciones de calidad.

Asta en la película El Abismo, 1910.
Sin embargo, ese mismo año le fue presentado un guion que cambiaría el curso de su carrera por un joven de 30 años llamado Peter Urban Gad. Este, quien era sobrino del pintor Paul Gauguin e hijo de Emma Gad, escritora experta en buenas maneras, empezaba a destacar en el medio y pretendía con esta historia debutar en solitario en una producción de la compañía independiente Kosmorama, fundada por Hjalmar Davidsen y competidora de la Nordisk Film. Para la fecha, Asta contaba con 28 años y estaba consolidando, no sin muchos sacrificios, cierta fama por sus interpretaciones teatrales.

De la inocente maestra de piano a la sensual
vampiresa nórdica en menos de media hora.
El guion de Urban Gad y Davidsen no era precisamente inspirador: Magda Vang, una virtuosa y algo tímida profesora de piano conoce a un joven honesto, Knud, quien se enamora de ella y decide llevarla al campo para presentarla a su padre, un ministro de la iglesia. Con la llegada de un circo ambulante a la ciudad se despierta la curiosidad de la joven y se inicia su descenso a la degradación.  Rudolph, integrante del elenco como vaquero, repara en ella y despierta su sexualidad dormida. Después de abandonar a su novio, Magda escapa con el vaquero para formar parte del circo itinerante. Convertida en la amante de Rudolph, la antigua pianista participa en el espectáculo bailando con él una atrevida danza gaucha para disfrute del público. Pero el mujeriego vaquero se cansa pronto de ella para interesarse en otra mujer. Después de una acalorada discusión, los amantes se separan. Magda logra encontrar trabajo tocando el piano y cuando pareciera que su vida podría recomponerse junto a Knud, aparece nuevamente Rudolph para desencadenar la tragedia.

Die Suffragette. Fuente: steffi-line.de
No en vano la historia se titulaba Afgrunden (El Abismo) y fue llevada a la pantalla con las limitaciones propias del primitivo cine silente. La filmación se realizó en ocho días, incluyendo locaciones en el patio de una vieja cárcel y en las mismas calles de Copenhague, con fotografía de Alfred Lind. Sus intérpretes eran actores casi desconocidos para el gran público e incluía a Asta Nielsen, como Magda; Robert Dinesen, quien años después desarrollaría una carrera como director, era su prometido; Hans Neergaard, el pastor;  Paul Reumert, el vaquero del circo; acompañados por Oscar Stribolt, Arne Weel, Emilie Sannom y Betty Nansen.

El presupuesto final de 10.000 coronas resultó una cantidad ínfima al considerar la proyección que alcanzaría el producto final, estrenado el 12 de septiembre de 1910, un día después del cumpleaños de la protagonista. La duración de la cinta fue de 41 minutos, un poco más extensa que la media de las películas de la época, estandarizadas casi todas en 20 minutos, con un máximo media hora.

El articulista José Andrés Dulce destaca el inquietante hilo argumental de esta producción:

Los atuendos de Asta rozaban la
extravagancia con lo sensual.
«Por supuesto que […] es una película atrevida. Pero su osadía se reparte por igual entre las peripecias de Magda y la puesta en escena de Gad, quien permite que el camarero proxeneta se dirija a la cámara con modos propios del burlesque tras llevar a Magda a la habitación donde habrá de reencontrarse con un cliente que no es otro que su antiguo prometido, obstinado en la salvación de su amada. Si el paso de Magda por el circo está descrito con pocas y certeras pinceladas, un plano magníficamente compuesto basta para mostrar la integración final de los amantes en la bohemia de Copenhague, mezcla de lumpen urbano y la canalla pequeño burguesa representada por el camarero. Puede que el naturalismo brandesiano y el teatro escandinavo de ideas ejercieran una influencia decisiva en Gad, pero ‘Afgrunden’ demuestra que el director ya pensaba desde el primer momento - y de forma nada primitiva - en términos de cine.»

Inspiradora de toda una legión de
mujeres fatales. Fuente: Getty Images
Para Luis Enrique Ruíz (1), El Abismo traduce efectivamente el nivel de incipiente libertad de la que gozaba la mujer danesa de la época: por primera vez la gran pantalla se hacía eco de hábitos y maneras que en ese momento eran posibles y que en el pasado habían sido proscritos para el sexo femenino, como fumar o expresar deseo sexual.

Al preguntársele a Asta porqué había abandonado sus reticencias con respecto al cine para actuar en esta producción nada convencional, ella respondió: «Solo para demostrar a los daneses que era una buena actriz, y el mundo entero me dio la oportunidad de probar que tenía razón

Asta: la estrella de cine.
A pesar de sus intenciones, el estreno no pudo ser más descorazonador: únicamente asistieron 153 personas y los directores de teatro de la ciudad cuidaron muy bien de hacer notar su ausencia. Sorpresivamente, la historia impactaría a esta mínima audiencia y la convocatoria se fue extendiendo poco a poco hasta convertir a esta precursora del melodrama erótico en un suceso internacional. La misma Nielsen lo aseveraría en su libro autobiográfico Den Tiende Muse: «A pesar de que Afgrunden se estrenó sin que nuestros nombres figurasen en ninguna parte, el mío surgió como el ave fénix de las cenizas. Me empezaron a llegar cartas de todo el mundo. La aventura del cine se convirtió a partir de entonces en mi realidad». ¿Podría pensarse una iniciación más espectacular en un medio que para entonces apenas si se consideraba un bebé balbuceante?

Su atractivo llevaba a los hombres
a la perdición.
En muchas ocasiones se ha citado a Asta Nielsen como la primera vampiresa del cine, precisamente por su actuación en esta película. No obstante, la vampiresa que aquí se presenta no es un personaje estereotipado ni irreconocible para el gran público; por el contrario, es una mujer aparentemente reprimida que asume su sexualidad libremente y quien, producto del despecho, libera su agresividad no solo para dañar al hombre-macho, sino también para condenarse a sí misma.

Urban Gad y Asta en un set de filmación.
A juicio de Ruiz, “la expresiva y pasional Asta Nielsen logra trascender el drama social al uso ofreciendo una visión del destino humano, profundamente impactante y muy realista. El atrevido erotismo y fundamentalmente la exposición del comportamiento sexual voluntariamente aceptado, —sirva, como ejemplo, la danza gaucha donde la mujer frota su cuerpo contra el de su amante—, es mostrado en pantalla de una manera tan explícita como nunca lo había sido hasta entonces.”

Aquí la secuencia de la danza que la hizo famosa:


Fuente: canal Youtube de John Hall.

Posterior a su discreto estreno, la fama de su intérprete principal y de la película fue tomando cuerpo alrededor del mundo. El nombre de Asta pasó de desconocido a casi una marca comercial, al identificar artículos de alimentación, cigarrillos, cremas faciales y hasta restaurantes, lo cual evidencia el impacto y la popularidad que alcanzaría esta actriz hasta llegar al rango de primera estrella por derecho propio en la cinematografía mundial.

Asta Nielsen y Peter Urban Gad en 1910. Fuente:
Thebluelanthern.blogspot.com
Urban Gad y Asta Nielsen se unirían desde entonces, tanto en lo profesional como en lo personal. En 1911 el productor Paul Davidson, gran promotor del cine alemán, los contrataría para filmar en ese país. Se casarían en 1912 y el vínculo conyugal duraría hasta 1918, periodo en el que rodaron juntos unas 30 películas en Alemania, donde se le conocería como Die Asta —algo así como La Asta, tal como posteriormente se reconocería a Greta como La Garbo y a Marlene como La Dietrich—.

En Danza macabra interpretaba a una cantante.
De hecho, la primera película surgida de los legendarios estudios Babelsberg fue la cinta muda Danza macabra (Der Totentanz) de Urban Gad, estrenada el 12 de febrero de 1912, con Asta como protagonista, la cual fue reconstruida a partir de los fragmentos sobrevivientes y exhibida como parte del centenario de estos estudios en la Berlinale en 2012.

Entre 1911 y 1937 la actriz filmó en total unas 70 películas en Berlín, muchas de ellas censuradas en Norteamérica por considerarlas demasiado eróticas. Pero restringir a la Nielsen en los papeles de mujer fatal es injusto: en la variada gama de personajes que encamó se encuentran una muchacha de 16 años que se hace pasar por una niña de 12 — cuando la propia actriz ya contaba con 34 años— en Engelein (1913); una mujer disfrazada de hombre mostrando a un amigo las verdades de la vida (Das Liebes-ABC, 1916); una esquimal (Das Eskimobaby, 1917) y hasta un andrógino Hamlet (1921), producido por ella misma a través de su compañía Art Film, A.G.

Asta, una niña como cualquier otra en
Engelein (1913)
Fue la primera Lulú del cine, mucho antes que Louise Brooks,
en la cinta Erdgeist (1923). Fuente: louisebrookssociety.blogspot

Dos grandes del cine alemán juntas en I.N.R.I. (Robert Wiene,
1923): Asta como María Magdalena y Henny Porten como
la virgen María. Fuente: Getty Images
Asta era Hamlet en la cinta homónima de 1921, en la cual
el príncipe de Dinamarca era en realidad...¡una mujer!
Fuente: blog.flinder.edu.au


La diva del cine en La Calle sin Alegría (1925).
Fuente: elcastillovogelod.com
En 1925, de la mano de Georg Wilhelm Pabst, protagoniza Die freudlose Gasse (Bajo la máscara del placer, también conocida como La calle sin alegría), junto a una jovencísima Greta Garbo en una desgarradora historia ambientada en la Viena de Posguerra. Su única cinta sonora y también la última en su trayectoria cinematográfica fue Amor imposible (Unmögliche Liebe, 1932), en la que interpretó a una madre de mediana edad que intenta estar al día y a la altura de sus hijas.

Con la introducción del sonoro, Asta prefirió dedicarse al teatro. Sin embargo, el ascenso del nazismo en Alemania la hizo regresar a Dinamarca en 1936. Allí residiría los próximos 36 años, dedicada a escribir y a pintar. En su carrera literaria se cuentan los dos tomos de su autobiografía, varias narraciones y artículos para los periódicos.

Asta Nielsen y Gregori Chmara en la playa.
Fuente: Getty Images
La vida sentimental de la Nielsen no fue apacible: divorciada de Urban Gad, se casó nuevamente en 1919 con el constructor naviero sueco Freddy Windgardh, de quien se divorció a mediados de los años 20. Estuvo unida sentimentalmente con el actor ruso Gregori Chmara desde 1923 hasta 1936. No obstante, su verdadero amor lo encontraría a edad avanzada en la persona de Christian Theede, un coleccionista de arte danés de 77 años, con el cual se casó en 1970, a los 88 años, en una unión que a pesar de lo breve resultó muy satisfactoria y plena de alegría. Ambos viajarían juntos constantemente, lo cual disfrutaron tanto que decidieron dejar su fortuna a una fundación dedicada a organizar viajes para adultos mayores.

Sosteniendo su autobiografía Den Tiende Muse
en el documental sobre su vida, dirigido por ella
misma. Fuente: Det Danske Filminstitut
Atrevida hasta sus últimos años, dirigió su primera película a los 86, luego de que un film biográfico no contara con su aprobación y decidiera llevar a cabo el proyecto ella misma.

El 25 de mayo de 1972, a los 90 años, la gran Asta Nielsen falleció en el Hospital de Frederiksberg, la más pequeña municipalidad de Dinamarca, ubicada en la isla de Selandia. Die Asta dejaba tras de sí una vida plena y aunque su nombre no evoque la leyenda, tal como lo hicieron otras que le sucedieron, nadie le quita su distinción como pionera de la mujer fatal en la cinematografía mundial.

Asta Nielsen: toda una diva del cine, a sus 88 años, según aparece en el documental Asta Nielsen.
Fuente: Det Danske Filminstitut
Fuentes consultadas

(1) Ruíz, Luis Enrique (2000).  Obras pioneras del cine mudo.  Orígenes y primeros pasos (1895-1917). Ediciones Mensajero, S.A., Bilbao, España.

Historia Universal del Cine (1982). Fascículo No. 94. Editorial Planeta, Madrid: España.