miércoles, 6 de julio de 2016

1976: El año del Dragón de Fuego...y del Gato

«En una mañana como de una película de Bogart
en un país donde el tiempo marcha hacia atrás
vas paseando entre el tumulto como Peter Lorre 
contemplando un crimen
Ella sale del sol en un vestido de seda que fluye
como una acuarela en la lluvia
No te molestes en pedirle explicaciones,
solo te dirá que llegó
en el año del gato»

Al Stewart

En la milenaria cultura china, el dragón es una criatura de origen divino de gran poder y de buena fortuna. Por ser un animal que puede atravesar el cielo y la tierra, simbólicamente también se le asocia con los cambios radicales.

Si atendemos a los oráculos del horóscopo chino, en los años dominados por esta bestia mítica los éxitos y los fracasos resultan magnificados. Aunque en líneas generales se visualizan con buenas expectativas, el año del Dragón de Fuego es especialmente temido, ya que hace más estragos que los dragones de los otros elementos (madera, agua, tierra y metal).

Según tales predicciones, estos periodos se caracterizan por grandes cambios, pues se encuentran marcados por muchas sorpresas y por sucesos naturales violentos. Bajo estos supuestos, la atmósfera cargada de electricidad que crea el poder del dragón afecta a todas y cada una de las personas. Así, en el mundo entero se producirían estallidos de mal genio, que se verían reflejados en alguna rebelión personal o colectiva, real o imaginaria, contra las restricciones establecidas.

En el último año del Dragón de Fuego —registrado entre el 31 enero de 1976 y el 17 febrero de 1977— figuraron hechos históricos resaltantes; por ejemplo, se produjo la reunificación de Vietnam del Norte y del Sur; y el arribo de la nave norteamericana Viking 1 al planeta Marte.

En Venezuela, 1976 se inició con una importante transición: el 1 de enero la empresa estatal Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), creada el 30 de agosto de 1975, asumió formalmente la responsabilidad de extraer y refinar el petróleo venezolano, consolidando de esta manera la nacionalización del sector de hidrocarburos en nuestro país.

El acto fue conducido por el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, quien pronunció un discurso desde el pozo Zumaque I, lugar del reventón de 1914. Como resultado inmediato las empresas transnacionales que antes explotaban el crudo (Shell, Creole, Mene Grande Oil Company, entre otras) fueron convertidas en filiales de PDVSA, gerenciadas totalmente por venezolanos. Nacieron las empresas Lagoven, Maraven, Deltaven, Meneven y otras nueve más, con lo que se iniciaba una nueva era en la explotación de la industria petrolera local.


El año anterior yo había vivido muy de cerca los cambios originados por la nacionalización petrolera, aunque de una manera distinta. Estudiaba quinto grado en una escuela para hijos de los trabajadores de la nómina mayor de la Creole. Esta tenía la particularidad de que en ella compartían estudios venezolanos y norteamericanos en áreas físicas completamente distintas dentro del mismo plantel: en un ala, los jovencitos “gringos” se formaban en su idioma natal, bajo su propio sistema de estudios, sin el rigor de vestir un uniforme; en la otra, los criollos asistíamos uniformados —pantalón azul de jean y camisa blanca los varones, jumper azul con camisa blanca las niñas— atendiendo a los criterios impuestos por nuestra Ley de Educación.

En septiembre de 1975, justo después del decreto de creación de PDVSA, los gringos abandonaron nuestra institución y fueron reinstalados en una ubicada en Las Morochas, Ciudad Ojeda. Para mi sorpresa, el nuevo año escolar nos recibió con montones de textos en inglés, apilados en el patio de juegos del colegio, destinados al desuso. Ya podíamos cantar el himno nacional al iniciar la semana sin compartir las notas de The Star-Spangled Banner ('La bandera tachonada de estrellas') y el juramento de los estudiantes norteamericanos. Ya no más compartir espacio en el patio de juegos ni en los autobuses que nos transportaban a casa. Próximo a cumplir los 11 años, los ajustes que se suscitaban a mi alrededor eran percibidos como si de un rompecabezas se tratara.

En ese año, el mundo de la aviación recibió con beneplácito el arribo del Concorde. El 21 de enero la aerolínea francesa Air France inauguró el servicio comercial de estos modernos aviones supersónicos destinados al transporte de pasajeros; tres meses más tarde, específicamente el 9 de abril, el Concorde comenzó a cubrir la ruta directa París-Caracas con frecuencia de un vuelo semanal. El servicio estuvo operativo hasta el 27 de marzo de 1982.


Los hechos ocurrían con una rapidez asombrosa, aunque en mi mente infantil no tuviese mucha importancia la visita histórica del Secretario de Estado de USA, Henry Kissinger —“ajedrecista planetario del imperio”—, quien el 16 de febrero arribaba al país como parte de una gira a Centro y Sur América, con una propuesta para la reducción de las fricciones políticas teniendo al petróleo como tema principal del diálogo.

Titular del diario Panorama sobre el caso Niehous
A pesar de que la guerrilla urbana había sido apaciguada, aún persistían peligrosos focos de lucha. El viernes 27 de febrero, el grupo Comandos Revolucionarios secuestraba a William Niehous, empresario estadounidense y vicepresidente de la transnacional Owens-Illinois. Un comunicado enviado a José Emilio Castellanos, reportero de sucesos del diario El Nacional, en Caracas, expresó claramente la intención de la privativa de libertad del industrial: «No cobraremos rescate. Será ejecutado. Lo consideramos enemigo de Venezuela».

Poco a poco se dieron a conocer los nombres de los presuntos responsables. Entre los implicados se mencionó a Carlos Lanz; Fernando Soto Rojas, quien huyó a Francia; y a José Aquino, tiroteado en el sitio del rescate tres años más tarde. Fueron detenidos además Mirelis Pérez Marcano, Salomón Mesa, Fortunato Herrera, Iván Padilla y David Nieves, quien luego fue indultado para que asumiera una diputación en el Congreso en 1978.

Jorge Rodríguez, padre
En medio de las investigaciones relacionadas con el secuestro, el 20 de julio fue detenido por agentes de la DISIP el dirigente estudiantil y secretario general de la Liga Socialista Jorge Rodríguez quien murió en reclusión cinco días después, luego de ser torturado. El entonces Ministro de Relaciones Interiores, Octavio Lepage, lamentó el suceso e inició investigaciones sobre el repudiable hecho. Arístides Lander, director de la Disip, y otros tres funcionarios, debieron responder ante la justicia por este asesinato.

En 1979, Niehous fue rescatado y regresó a Estados Unidos donde en una rueda de prensa declaró: «No quiero saber más nunca de Venezuela». Murió en 2013, a los 82 años. En cuanto a los presuntos responsables del hecho, aunque han ejercido funciones de poder en los últimos 14 años, ninguno ha hablado del secuestro excepto Carlos Lanz, quien escribió el libro El caso Niehous y la corrupción administrativa (1979).

Por esa época de alta conflictividad política mundial, el terrorismo mostró sus afilados colmillos en varios episodios sangrientos. El 4 de julio, las Fuerzas de Defensa de Israel realizaron la Operación Entebbe, en la que resultaron muertos cuatro terroristas palestinos que mantenían cautivos a 105 rehenes israelíes en el aeropuerto de Entebbe, cerca de Kampala, en la Uganda del dictador Idi Amín Dadá.

El comandante del equipo de asalto Yonatan Netanyahu fue el único militar israelí muerto durante la operación, pero entre los rehenes sucumbió la inmigrante judía británica Dora Bloch, de 75 años. Había sido internada horas antes en el hospital Mulago de Kampala y poco después del rescate fue sacada a rastras de la cama del centro médico y asesinada por dos militares a las órdenes de Amin. En la siguiente animación se resumen algunos de los aspectos relevantes de lo ocurrido en Entebbe:


En nuestro continente, la situación no era mejor: el 7 de septiembre espías de la dictadura chilena y mercenarios cubanos anticastristas dirigidos por el agente de la CIA Michael Townley asesinaron en Washington, DC, al excanciller chileno Orlando Letelier —a quien Pinochet le había quitado la ciudadanía chilena once días antes—, junto con su secretaria Ronni Moffitt.


Un mes más tarde, el 6 de octubre, un avión DC 8 de la aerolínea Cubana de Aviación partió con 73 personas a bordo desde Maiquetía con destino a Barbados y a Trinidad. Para consternación de todos, el avión explotó en el aire. Muchos de sus ocupantes eran deportistas y estudiantes de medicina. Por este acto de terrorismo fueron responsabilizados los cubanos Luis Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila; así como los venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo Lozano.


En Argentina se abría uno de sus episodios políticos más oscuros: el 24 de marzo un golpe de Estado derrocó a Isabel Martínez de Perón e instauró un régimen militar hasta 1983, que dejaría como saldo 10.000 desaparecidos. La muerte de opositores se convirtió en una constante y varias masacres se produjeron con intervención directa de los militares en el poder.


Los estudiantes alrededor del mundo sufrieron crueles vejámenes: el 16 de junio en Soweto (Sudáfrica), aproximadamente 15.000 de ellos marcharon de manera no violenta. El Gobierno del apartheid ordenó a la policía que ametrallara a la multitud y en consecuencia murieron 566 jóvenes —entre ellos Héctor Pieterson, de 12 años, quien pasó a convertirse en emblema de esta lucha—. Varios días de luchas sangrientas se sucedieron en esa nación africana.


El 16 de septiembre se registró en Buenos Aires lo que se conoció tristemente como La noche de los Lápices,  en la que secuestraron a integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios quienes en 1975 habían reclamado el otorgamiento del boleto de autobús con descuento estudiantil. Todos fueron torturados por la dictadura militar, varios resultaron asesinados e incluso engrosaron la larga lista de desaparecidos durante ese vergonzoso periodo político.

En el video se muestra un tráiler de La noche de los lápices (1986), film de Héctor Olivera que recrea este suceso:


Finalmente, el 6 de octubre en Bangkok (Tailandia), los estudiantes de la Universidad de Thammasat realizaron una jornada de protesta contra el retorno del dictador Thanom. Una coalición de paramilitares de derecha y fuerzas gubernamentales asesinaron a más de 100 manifestantes en lo que se conoció como la Masacre de la Universidad de Thammasat.

La violencia también se exteriorizó en desastres naturales con miles de víctimas. La madrugada del 4 de febrero de 1976, los guatemaltecos fueron despertados por un terremoto de 7.5 grados Richter que dejó un saldo de 23 mil muertos y 77 mil heridos. El movimiento telúrico ocasionó daños de gran magnitud: destruyó más de 250 mil casas y cerca de un millón de personas quedaron sin hogar. Su duración se ubicó entre 35 y 49 segundos, según registros de las instituciones del estado en ese entonces, con un epicentro a más de 160 kilómetros al noroeste de la capital.

El 28 de julio se produjo otro violento movimiento de tierra en la ciudad de Tangshan, en China, el cual resultó el más mortífero de la historia con un total de 242.000 muertos, según cifras oficiales. En 2010, el director Feng Xiaogang realizó a modo de homenaje a las víctimas de la catástrofe la película Aftershock, la cual se convirtió en la producción más vista en la historia de ese país para la fecha:


Fue un año de pérdidas dolorosas para el país: el 25 de abril el poeta Aquiles Nazoa falleció en un accidente automovilístico en la Autopista Regional del Centro y también producto de una colisión murió la prometedora actriz Paula D’Arco, quien en ese momento intervenía en la telenovela Pobre Negro. El recio actor Edmundo Valdemar, acompañante de la occisa y milagroso sobreviviente del accidente, fallecería de causas naturales en junio de ese mismo año.

El 3 de septiembre, el avión Hércules C-130 de la Fuerza Aérea, que transportaba a todos los miembros del Orfeón Universitario de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se estrelló cerca de la pista de aterrizaje del Aeropuerto de Lajes (Isla Terceira, en las Azores). Los 68 pasajeros, incluido el director del Orfeón, Vinicio Adames, fallecieron. En mi memoria, fue la última vez que en el país el luto nacional obligó a las radioemisoras a transmitir solo música sacra.

Rosalind Russell, por siempre Mame.
En el ámbito internacional, importantes personalidades se despidieron, entre ellos la escritora británica de novelas de misterio Agatha Christie, el director de cine italiano Luchino Visconti, el pintor alemán nacionalizado francés Max Ernst, el multimillonario excéntrico norteamericano Howard Hugues, el director de cine británico Carol Reed, el filósofo alemán Martin Heidegger, el director de cine alemán Fritz Lang, el escritor cubano José Lezama Lima, el líder político chino Mao Tse Tung, el artista norteamericano Man Ray, el escritor francés André Malraux y la actriz de Hollywood, Rosalind Russell.

Ese año se estrenaban en la pantalla grande Taxi Driver (Scorsese, ¿Are you talking to me?), Todos los hombres del presidente (Pakula: Redford y Hoffman en extraña pareja), Cara a cara (Bergman y Liv Ullmann de nuevo juntos), La Profecía (Richard Donner nos presenta al nuevo anticristo niño), King Kong (producida por De Laurentis con el debut de Jessica Lange), Carrie (De Palma y una inquietante protagonista: Sissy Spacek), Network (Lumet implacable frente al mundo de la televisión) y Rocky (Avildsen y un debutante con los puños en alto: Stallone).


En la cartelera nacional lograban altos índices de espectadores cintas como Soy un delincuente, de Clemente de la Cerda; Canción mansa para un pueblo bravo, de Giancarlo Carrer; Sagrado y obsceno de Román Chalbaud; y Los muertos sí salen, de Alfredo Lugo.


Las transformaciones en la televisión nacional no se hicieron esperar: en 1976  se registró la C.A. Venezolana de Televisión, teniendo como accionistas la República de Venezuela, la Corporación Venezolana de Fomento y la CANTV. Su antecesora, la Corporación Venezolana de Televisión (CVTV, constituida por el grupo Vollmer en asociación con Time-Life) se había declarado en bancarrota en 1974, por lo que había sido adquirida por el Estado Venezolano en septiembre de ese año. En VTV, Eva Moreno, quien había salido de mala manera de Radio Caracas Televisión (RCTV), protagonizó con éxito La mujer de las siete lunas, junto a Jorge Félix; y Gustavo Rodríguez interpretó a José Antonio Páez en El centauro del llano.

Para RCTV fue un buen año en las producciones dramáticas: Angélica significaba el debut exitoso como protagonista —junto a José Luis Rodríguez— de una jovencísima Mayra Alejandra. Esta pareja repetiría en Carolina con buenos resultados de rating, mientras el horario vespertino era dominado por Sabrina, con Helianta Cruz y Jorge Palacios.

Campeones. Fuente: Libro
25 aniversario RCTV
Las producciones de calidad con argumentos provenientes de la literatura nacional acapararon la atención: Doris Wells y Miguel  Ángel Landa se lucían con interpretaciones muy naturales en Campeones, adaptación de José Ignacio Cabrujas de la novela de Guillermo Meneses. La obra de Gallegos llegaba otra vez al público televidente con Canaima, protagonizada por Marina Baura; y Pobre Negro, con Miguel Ángel Landa y Doris Wells. Ya asomaba en el horizonte la llamada “telenovela cultural”. Sin embargo, ese mismo año el gobierno de Carlos Andrés Pérez suspendió la señal a RCTV durante tres días por “difundir noticias falsas y tendenciosas”.

José Bardina en Cumbres Borrascosas según Delia Fiallo

Para no quedarse atrás, Venevisión adaptó el clásico de Emily Brontë Cumbres Borrascosas, con José Bardina, Elluz Peraza y Eduardo Serrano. Estrenaba además la versión de Balumba, de Juan Filloy, con José Bardina, Elluz Peraza, Marianela Salazar y Judith Castillo. No obstante, Delia Fiallo volvió con las historias tradicionales en Mariana de la noche, con Lupita Ferrer y Bardina.

Juan Galea y su grupo interpretaron el tema musical de Balumba (1976)

La televisión norteamericana lanzaba las series—hoy devenidos en clásicas— La mujer Biónica, Laverne & Shirley, Familia, El show de los Muppets, la Mujer Maravilla, Los Ángeles de Charlie, Quincy, Espacio 1999 y Christie Love, las cuales serían transmitidas meses más tarde por nuestras televisoras.


En este año atípico y tan convulsionado, el Miss Venezuela no sería la excepción: el 24 de mayo, apenas unas pocas horas después de su coronación, Elluz Peraza renunciaba a su título, asumiendo en su lugar Judith Castillo. Luego de su matrimonio, Elluz iniciaría una exitosa carrera como actriz en la televisión nacional (su debut fue precisamente Cumbres Borrascosas), mientras Judith viajaba en julio a Hong Kong, China, para representarnos en el certamen Miss Universo donde se alzó con la banda de primera finalista.

En materia deportiva, se realizaron los Juegos Olímpicos de Montreal, donde el norteamericano Bruce Jenner en Decatlon y la rumana Nadia Comaneci en Gimnasia —primera puntuación perfecta en la historia de los juegos—, se convirtieron en las estrellas mediáticas de la competencia.

Nadia Comanecci en puntuación perfecta

Bruce Jenner en Decatlón

En música, el grupo sueco ABBA alcanzaba el éxito con tres sencillos de Arrival, su cuarto álbum: Dancing Queen; Knowing me, Knowing you; y Money Money Money. Jean-Michael Jarré maravillaba con su álbum mítico de sonidos electrónicos Oxigène y Al Stewart alcanzaba los números 1 de las listas internacionales con El Año del Gato.

ABBA: reina danzante

Jarré: Oxigeno

Mientras escuchaba los acordes de esa inolvidable canción reflexionaba acerca de los hechos turbulentos que caracterizaron 1976, el cual yo recordaba de manera tan plácida allá en la urbanización Tamare donde residía, rodeado de mis hermanos mientras Juan Carlos Moreno y La Gran FogataNo somos una banda más— suplicaban Más, mucho más y suspiraban Cuando me quieras.

A pesar de la alta conflictividad, fueron los años de la Gran Venezuela, esa en la que el desempleo alcanzó su mínimo histórico al ubicarse en 4%. En aquel paradisíaco entorno que era mi hábitat familiar, no había conflictos y cuando queríamos significar que algo nunca ocurriría, respondíamos: «Será en el año del gato».

En 1976, mi vecina gringa Laurie —rizos rubios, pecas en el rostro, shorts de infarto— se mudó de la casa de la esquina en nuestra calle y ya no tuvimos que soportar la desagradable presencia de David molestándonos en el autobús de regreso a casa. Tristemente dejó el paso libre a nuevos protagonistas criollos del acoso —el ahora tan comentado bullying— escolar. La música disco se instalaba en las radioemisoras y en las fiestas, mientras el mundo temblaba, explotaba y sufría. Paradójicamente, así es la vida. Por cierto, 2024 – 2025 será el próximo año del Dragón…de Madera.

3 comentarios:

  1. Espero que el Dragón de madera sea más benévolo que el de fuego. No me había dado cuenta de cuántas y qué particulares desgracias habían sucedido ese año. Pero claro, era un muchachón con mente de pollo y sin ningún problema en la vida; por eso, aquellos años son ahora objeto de nostalgia para mí, trazos lejanos de una felicidad perdida.

    Juan Bravo

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  2. No me quedo claro porque dices que es el año del gato.

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    1. Lo dice el texto: Ese año Al Stewart alcanzaba los números 1 de las listas internacionales con la canción El Año del Gato.

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