domingo, 14 de febrero de 2016

A 15 años de su partida: Mariano, Amelia y Miguel

El inicio del siglo XXI trajo duelo al mundo del espectáculo venezolano. 2001 fue el año cuando importantes figuras del cine, el teatro, la radio y la televisión venezolanas partieron del mundo terrenal, aunque varios de ellos se encontraban retirados de las luces y las cámaras desde hacía algún tiempo.

Mariano Álvarez, todo un señor actor.
Fuente: luisjose.ru
El primero en despedirse fue el actor Mariano Álvarez, quien el viernes 19 de enero de ese año, en horas de la mañana, perdía la batalla contra la esclerosis lateral miotrófica, una enfermedad degenerativa que le costó la vida cuando apenas contaba 48 años. Oriundo de Barquisimeto, estado Lara, donde nació el 22 de julio de 1952, su formación profesional tuvo lugar en la East 15 Acting School (Essex, Gran Bretaña).

Alabado por su capacidad actoral, Álvarez interpretó una variopinta galería de personajes en cine, teatro y televisión, entre ellos al doctor José Gregorio Hernández en la miniserie El Siervo de Dios (1990), así como al libertador Simón Bolívar en varias ocasiones —incluyendo la serie realizada por Betty Kaplán en 1983 para VTV y la película Manuela Sáenz (2000), de Diego Rísquez—.

En sus inicios en la televisión. Fuente:
luisjose.ru
Intervino en las telenovelas La Encantada (1988), Inés Duarte, secretaria (1991), Amor sin fronteras (1992) y Por estas calles (1993-94), aunque su rol de Nicolás Feo, el villano que encarnara en Paraíso (1989) fue el que le ganó el favor de la crítica y del público.

En una entrevista realizada por Marcos Salas en 1990, justamente cuando el éxito de Paraíso le brindaba amplio reconocimiento, Mariano Álvarez confesó: «La telenovela es un género que no me gusta, no puedo seguirle la línea, ya que resultan demasiado largas y generalmente los finales son previsibles. Por eso no me llaman la atención».  Sin embargo, al referirse a Nicolás Feo, reconoció que era «un rol extraordinario y sumamente rico en posibilidades. Está muy bien escrito. En TV he visto pocos malos como él. Es loco y manipulador y, por supuesto, inteligentísimo. Además es sumamente culto: conoce la obra de los griegos, habla como cuatro idiomas».

Como el Siervo de Dios.
Fuente: luisjose.ru
Con una sólida formación teatral —actuó en montajes muy recordados como Humboldt y Bompland, taxidermistas; La Revolución; La máquina Hamlet; Lo que el mayordomo vio; Cartas de Amor y El Espíritu Burlón—, consideraba que vistas superficialmente, las técnicas actorales de este medio y la televisión eran diferentes, «…pero no pasan de ser sólo eso: diferencias superficiales, de técnica. Sin embargo, si buscamos las pretendidas diferencias en un tono más profundo, escarbando en el plano actoral, vemos que desaparecen. Lo más importante es la vulnerabilidad, el carisma y la sinceridad con que tú asumas tu personaje. Aunque la técnica no sea la misma, la esencia actoral permanece invariable.»

En su rol de José Manuel Valladares, en Mujer
Secreta
. Fuente: luisjose.ru
En 1999, Mariano debió abandonar su participación en el drama Mujer secreta, donde interpretaba al villano José Manuel Valladares, debido al avance de su enfermedad. Desde entonces no se le volvió a ver en pantalla hasta conocerse la lamentable noticia de su deceso. En mayo de 2015, el programa Detrás de las cámaras, conducido por Luis Olavarrieta en Televen, le brindó un homenaje muy merecido, que vale la pena ver:


Amelia Román, actriz pionera de radio y TV.
Fuente: http://venezuelamiamor.maxbb.ru/
A finales del mes de febrero de 2001, una de las grandes actrices de nuestro país fallecía en Miami. Amelia Román, pionera en las producciones dramáticas de radio y televisión, se encontraba retirada de la pequeña pantalla desde los años 80.

Nacida el 4 de octubre de 1931 en la caraqueñísima parroquia de Santa Rosalía, Rosa Amelia Rodríguez (su verdadero nombre) inició su formación artística en el Taller de Arte Dramático del Ateneo de Caracas, bajo la tutela de Horacio Peterson. Oscar Cedeño, quien para la época era un ejecutivo de RCTV, la vio realizando un ejercicio de actuación y la invitó de inmediato a hacer una prueba en el canal.


Con Jorge Félix formaría una pareja memorable.
Fuente: venevision.net.
En la televisión trabajó para diversas televisoras. Consolidó parejas memorables en producciones dramáticas junto a los más cotizados galanes de la época, entre ellos el cubano Jorge Félix. De la larga lista de novelas y teleteatros en los cuales participó desde la década de los 60 se encuentran Pecado Capital, Daniela, El velo pintado, La rival, Marianela, Anna Karenina y El amor es una cosa esplendorosa (versión del clásico cinematográfico presentado en el espacio Gran Viernes, en el cual actuó junto a su marido José Bardina). Por su parte, en el medio radial fueron muy populares las radionovelas que estelarizó, entre ellas Juan Centella, transmitida a través de radio Continente.

Durante uno de los ensayos para su rol
de la Waica en La Mujer Prohibida.

Sin embargo, a pesar de su extensa trayectoria, quizá su papel más recordado sea el de la Waika, en La Mujer Prohibida (1973), junto a Ada Riera y Martín Lantigua. Aunque apenas era un niño, todavía la recuerdo en medio de aquella selva fingida con trozos de ramas de mango y cartón piedra, dibujada en la pantalla en tenebroso blanco y negro mientras renegaba de Virginia Galbán (Riera) y acariciaba una serpiente verdadera.

Según Carlos Roa, en su página web adariera.latinowebs.com, las maquilladoras del canal contaban del entusiasmo de Amelia al llegar a cada grabación y de las dobles pestañas postizas que utilizaba para caracterizarse como la apasionada indígena que utilizaba sus conocimientos de hechicería para atormentar a la inocente Virginia, quien le había quitado el amor de Marcos Villena (Lantigua).

Amelia y Marina Baura, año 1966.
Crédito: Joseph Fabry, Getty Images.
Para entonces ya se había casado con uno de los galanes más apetecidos de Venevisión, José Bardina, con quien formó un hogar de más de 30 años, del cual nació el último de sus hijos, José Alberto Bardina. Eran sus terceras nupcias, la segunda de ellas con el también reconocido actor Orángel Delfín durante la década de los 60. Tenía además otros cuatro hijos de su primer matrimonio.

Versátil como era, no restringió su labor profesional a la actuación: se desempeñó durante siete años como gerente de Relaciones Públicas en Venevisión y en los 80 volvió a aparecer ante las cámaras, en el rol de conductora del programa Doctora Confidencias. Luego se retiró de la vida artística para dedicarse a su hogar en Miami, donde se trasladó junto a Bardina, quien también abandonó la actuación para emprender proyectos empresariales propios.

En El amor es una cosa esplendorosa formó pareja
con su marido en la vida real, José Bardina. Fuente:
http://venezuelamiamor.maxbb.ru/
La actriz Ivonne Attas recordó, en una semblanza escrita sobre José Bardina (Portal Gente del Siglo XXI, Gentiuno, 10/02/2010), cómo mientras se hospedaba en su casa durante una visita a Caracas a principios de los 90, precisamente para realizarse un chequeo médico, Amelia Román tuvo los primeros síntomas de un infarto. La emergencia la obligó a llamar a todos sus familiares y trasladarla al Urológico de San Román, donde permaneció en Terapia Intensiva durante tres meses.

José y Amelia, una pareja más allá de la pantalla.
Fuente: Recordar es vivir. Las telenovelas del ayer
Según Attas, Bardina se sentía agobiado, pues los médicos le dijeron que ella no viviría más de ese tiempo. Había perdido algunas facultades: su memoria no era la de antes, su caminar y su impulso vital fueron disminuyendo. Así, «aquella bellísima mujer con una personalidad arrolladora, se convirtió en la hija de José por los cuidados que ameritaba.  De vuelta a Miami, Amelia duró 10 años más. Pasaba largas horas sentada viendo TV o con la mirada perdida esperando que José le preparara su comida, arreglara la casa y hasta la peinara y pintara el pelo.»

Para Ivonne Attas, esos años significaron para Bardina «alejarse de la vida laboral, ya que no podía dejar a Amelia sola en la casa, lo cual debilitó mucho sus finanzas. Recuerdo la última vez que vi a mi amiga en Miami, cuando con enormes sacrificios, se vistió elegantemente y con el pelo pintado de rojo por José, fue a mi segundo matrimonio que se realizó en esa ciudad.  Fue nuestra despedida. Ocho meses después, era carnaval y yo estaba en Río Chico cuando me sorprendió por el celular una llamada de José quien me anunció llorando que Amelia había muerto». Era el 26 de febrero de 2001 y la actriz contaba con 69 años.

Un galán emergente de los 80. Fuente:
http://venezuelamiamor.maxbb.ru/
En el mes de abril, la noticia del deceso de Miguel Alcántara corrió como pólvora. Una llamada de los vecinos del sector Valle Arriba, en el Kilómetro 7 de El Junquito, alertó a los bomberos de la Alcaldía Mayor acerca de la fetidez que emanaba de la casa número uno, donde habitaba este actor. Cuando irrumpieron en la vivienda, en una de las habitaciones hallaron el cuerpo de Alcántara en avanzado estado de descomposición.

Según una nota de prensa publicada el 4 de abril de ese año, funcionarios de la Comisaría del Oeste de la Policía Técnica Judicial (PTJ) acudieron al lugar y solicitaron la presencia de los médicos forenses para determinar la naturaleza y causa del deceso. Posteriormente informaron que la data de la muerte se estimaba en aproximadamente cinco días, es decir, el 31 de marzo; y presuntamente se debía a causas naturales, ya que el cuerpo no presentó signos de violencia. Alcántara tenía un año residenciado en el lugar, bajo la modalidad de alquiler.

Miguel logró un corto estrellato gracias a su
carisma. Fuente: latinoparaiso.ru
A finales de los 80 y principios de los 90, Miguel se convirtió en uno de los galanes emergentes que consolidó un breve estrellato. Su verdadero nombre era José Miguel Mohammad Rodríguez y había nacido el 2 de noviembre de 1956. Sus inicios en el mundo artístico los hizo como bailarín. Luego se desempeñó como apuntador y finalmente se le presentó la oportunidad como actor en 1975, en la telenovela Angélica. En la búsqueda por desarrollarse de manera integral, incursionó en diversos campos del mundo del espectáculo: teatro, radio, televisión, cine, danza contemporánea y hasta el canto. De hecho, enseñó danza durante cinco años, sobre todo afrojazz.

Miguel y Catherine Fullop. Fuente:
telenovelas-venezuela.blogspot.com
Sus primeros roles de peso los interpretó en dramáticos como Luisana mía (1981) y La dama de rosa (1986). Ese año logró la ansiada oportunidad de protagonizar una telenovela; se trataba de Mi amada Beatriz, junto a Catherine Fullop, con quien mantendría excelentes relaciones personales y profesionales. Luego fue coprotagonista, otra vez al lado de la Fullop, en La muchacha del circo (1988), una de las muchas versiones del clásico de Delia Fiallo, Peregrina.

Fuente: seriesnow.com
Tuvo personajes destacados en Alma mía (1988), Alondra (1989), Carmen querida (1990), La mujer prohibida (1991), Mundo de fieras (1991), Como tú ninguna (1994) y Morena clara (1995).  Su último trabajo en teatro fue en la obra Todo lo que tengo es tuyo. En televisión participó en la serie juvenil de RCTV Hoy te vi (1998) y en lo que sería su última telenovela Hechizo de amor (2000), producción dramática de Venevisión donde interpretó al “padre” de Emma Rabbe y “esposo” de Mayra Alejandra. Luego se retiró de la actuación y de la vida pública, aparentemente aquejado por una enfermedad incurable, hasta que se conoció su sorpresivo deceso. Sobre las circunstancias que rodearon este hecho circularon rumores e informaciones de los cuales no interesa hacernos eco, pues solo contribuyen a alimentar el morbo vinculado a su muerte.

Miguel entrevistado por Margarita Álamo.
Fuente: revista Teleindiscreta, 1990.
En una entrevista para la periodista Margarita Álamo (revista Teleindiscreta, 1990) afirmó: «He tenido que luchar mucho, lo cual no me asusta, ya que soy un luchador nato. Personal y profesionalmente, me siento un hombre feliz. Cada día le doy gracias a Dios por estar donde debo y donde quiero estar.»

Se confesó un apasionado de la música y de la lectura, aunque también se autocalificó como un hombre muy drástico: «Por ejemplo, cuando me faltan el respeto soy muy radical, en lugar de ser algo más condescendiente. Yo a veces puedo ser indolente y hasta cruel…Bien sabe Dios que estoy luchando contra esta inclinación mía, con frecuencia se me sale lo que tengo de escorpión. En el lado bueno de la balanza, sin pecar de vanidad, soy un hombre generoso.»

Miguel dejó un hijo, Alex, quien para el momento tenía 26 años. Fuentes cercanas al actor confirmaron que sus antiguos compañeros de trabajo, entre ellos Caridad Canelón, Elba Escobar y Carmen Julia Álvarez, apoyaron a sus familiares en todo lo relacionado con sus actos funerarios.

Otras destacadas figuras públicas llegarían a su destino final en este fatídico año: la reconocida actriz de cine y televisión América Barrios; la celebrada comediante Leida Torrealba; el luchador y actor Mario Brito, mejor conocido como Lotario; al igual que los primeros actores de teatro, cine, radio y televisión Rafael Briceño y Orángel Delfín. De ellos estaremos hablando en próximas entregas de este recuento.

martes, 9 de febrero de 2016

El último vuelo de La Alondra Olga Castillo

La Alondra, Olga Castillo. Fuente: Televisión y Cine
en retrospectiva
, grupo de Facebook.
Pese a su categoría de pionera y primera actriz de la radio y la televisión venezolanas, el fallecimiento de Olga Castillo no trascendió más allá de unos tuits de excolegas y breves comentarios en las redes sociales. La prensa nacional obvió totalmente su deceso, en una actitud lamentable que ha mantenido durante los últimos años hacia los artistas que marcaron pauta en el espectáculo local.

Para los despistados y las nuevas generaciones, tal vez el nombre de Olga Castillo les sea totalmente desconocido, pero ella desarrolló de manera admirable una carrera artística de más de 50 años que merece ser recordada.

Caraqueña, nacida el 18 de enero de 1921, Olga Margarita Castillo se inició como cantante en espacios radiales y presentaciones en vivo. Gracias a la dulzura de su voz, irrumpió con éxito en programas musicales durante la década de los 40, bajo el apodo de La Alondra. En 1947, ya su nombre era conocido y se presentaba en el programa Desfile Chesterfield, desde el Nuevo Circo de Caracas, junto al charro mejicano Jorge Negrete, quien se encontraba en el esplendor de su carrera artística.

Entre 1947 y 1948, Olga Castillo participó en importantes espacios que le permitieron una interesante proyección radial, entre ellos El Torneo del Saber, programa de variedades conducido por Raúl Sanz Machado. En él, además del concurso de conocimientos, intervenían cantantes extranjeros como Leo Marini, Pedro Infante y Los Panchos, así como nacientes estrellas nacionales como María Teresa Acosta, Graciela Naranjo, Magdalena Sánchez y la propia OIga.

Su impacto en las audiencias fue notable. Así lo ratificó Guillermo Sánchez García, en la sección de espectáculos del diario Panorama (Mundo Artístico, junio de 1973), quien al rememorar su interpretación del tango Qué es lo que puedo esperar, señaló: “quizá Olga ni lo recuerde, pero a nosotros, por la buena interpretación que ella hacía, se nos quedó en la mente”.

Milagros del Valle, Luis López Puentes, Arquímedes
Rivero y Olga Castillo (de espaldas) durante la grabación
de una radionovela en Radio Tropical. Fuente: Hombres
de radio
, libro de María Angélica Olivero.
Su campo de acción no lo limitó al aspecto musical. Con el creciente repunte de las radionovelas, Olga incursionó en el género y se convirtió en protagonista de la primera versión de El derecho de nacer, original del cubano Félix B. Caignet, transmitida en Venezuela. La primera emisión de esta historia se llevó a cabo el 1 de abril de 1948 en la isla caribeña, con una duración de 314 episodios de veinte minutos y un éxito total.

En 1949, este drama llegó a los radioescuchas venezolanos. La adaptación fue adelantada por Radio Continente, en horario de 6:30 de la tarde, con un elenco integrado por Luis Salazar, en el rol estelar de Albertico Limonta. Olga Castillo interpretaba a María Elena del Junco, su madre; América Barrios personificaba a Isabel Cristina del Castillo; Rosita Flores era la recordada María “Mamá” Dolores Limonta; Pedro Zarlengo fue Alfredo Martínez; Rafael Guinand encarnó al inflexible padre de María Elena del Junco, don Rafael del Junco, aunque luego el papel sería asumido por el actor Andrés Olías; y Lolita Lázaro representó a Doña Clemencia, la madre de María Elena.

La historia causó sensación y paralizaba la ciudad en horas vespertinas. Durante su transmisión entre 1949 y 1950, marcó un récord de sintonía que sería difícilmente superado por radionovelas futuras. Se estableció así el reinado del drama cubano, importado a nuestro país, y que luego cobraría ramificaciones en las telenovelas.

Olga durante una emisión radial. Fuente: Hombres
de radio
, libro de María Angélica Olivero.
Ya para 1957, Radio Rumbos tenía en el aire un bloque de más de 30 radionovelas diarias, producido por Arquímedes Rivero. Con su voz de dulces matices, Olga pasó a engrosar el grupo de destacadas actrices de este medio, entre las que se encontraban las hermanas Antillano, Carmen y Margot; la recientemente fallecida Cecilia Martínez; Carmencita Serrano; Conchita Ascanio; Angelina de Witske; Gladys Hernández; René de Pallás; las hermanas Guinand, Josefina y Ana; María Teresa Acosta; Lolita Álvarez; Mahuampi Acosta; Rosita Vásquez; Milagros del Valle; Hilda Vera; Hilda Moreno; Eva Blanco y Eva Moreno, entre otras.

Amador Bendayán con las actrices Patricia Morán, Yolanda Méndez,
Olga Castillo, Sara García, Pilar Sen, Sonia Furió y el actor Jesús Maella,
en Mi Maestro. Créditos: Armando Moreno / UN Archivo Fotográfico
Su éxito en el mundo radial lo trasladó al naciente medio televisivo. En la década del 60 participó en series como La Fracasada (1961), Días de ira (1965) y Mi maestro (1968), con reconocidos actores como Amador Bendayán, Sara García, Sonia Furió y Yolanda Méndez.

En los 70 actuó en recordadas telenovelas, tales como Mi hermana gemela, Mariana de la noche y La señorita Elena (todas de 1975), donde era Regina, la madre del Juez interpretado por José Luis Rodríguez y causante de que Elena fuese recluida en la cárcel, porque la acusó de la muerte del hijo (Alejandro Mata), a pesar de que este en su lecho de muerte le había revelado la verdad.
En la fallida Laura y Virginia (1977) le correspondió el rol de Isabel y en La Zulianita (1977), el papel de Morocota.

En el video se pueden apreciar varias producciones de esa década, entre ellas una escena de La Zulianita, con Lupita Ferrer, Enrique Alzugaray y Olga Castillo:


Uno de sus personajes más recordados fue el de Generosa, la buena aunque metiche vecina en la telenovela Emilia (1979-1980), al cual seguirían roles secundarios con cada vez con menos peso en las tramas: Ligia Sandoval (1981), Querida mamá (1982), La heredera (1982), Mundo de fieras (1991) y Dulce enemiga (1995).

Fuente: revista Venezuela Farándula.
A pesar de que gozaba de gran aprecio en el mundo televisivo, Olga debió pasar algunos tragos amargos, como el acontecido en 1973,  cuando ignorando su respetable recorrido, los productores de CVTV le ofrecieron un papel de sirvienta, casi de extra, sin lucimiento alguno, en la telenovela Gabriela, protagonizada por Pierina España. Como la gran profesional que era, sin armar escándalos publicitarios ni denigrar de los directivos ni de sus compañeros, la actriz se presentó al Departamento de Producción, conversó con la persona encargada y declinó el papel que le habían otorgado.

Otro episodio desagradable ocurrió en la década de los ochenta. En 1981, Olga Castillo celebró 50 años de trayectoria profesional y recibió un emotivo homenaje en Sábado Sensacional, con Amador Bendayán. Allí recordó su época como cantante y con el entusiasmo de una debutante interpretó hermosas canciones ante un público nuevo. Sin embargo, al año siguiente, con el estupor que le causó el que la telenovela Lo que no se perdona fuese sacada del aire por disposiciones del Ministerio de Transporte y Comunicaciones (MTC), ofreció indignada unas fuertes declaraciones a la periodista Corina Yépez (Diario Panorama, 23/07/1982, p.3).

Fuente: Telenovelawiki.com
En esa producción encarnaba por primera vez un rol de villana: Constanza, madre de Henry Salvat, Alba Roversi y Corina Azopardo, aunque al final su personaje se volvía buena. Sin embargo, el MTC consideró que las escenas de este dramático eran “truculentas y deforman la personalidad de los niños y adolescentes”.

Para Castillo, totalmente identificada con el canal de la Colina, la medida tenía su origen en una campaña contra Venevisión: “¿Por qué si teníamos tiempo sin sacar una telenovela a esa hora, justo ahora cuando lo hacemos se toma esa absurda decisión?”, se preguntaba. Lo que no se perdona es una novela suave, escrita por Ana Mercedes Escámez con mucho cariño. No estoy de acuerdo con la medida. No hay ninguna truculencia en las escenas. Se trata, simplemente, (de) que no nos quieren y no importa arremeter contra el talento vivo, el esfuerzo. Lo malo de todo eso es que se hizo una campaña muy negativa contra nosotros”, aunque no aclaraba de parte de quién.

Durante la entrevista, la periodista Yépez calificaba a Olga como espontánea y sincera, con una personalidad muy cristalina: “No oculta nada porque su naturalidad no le permite actuar en la vida real. Además, se confiesa muy rencorosa y ese rencor parece haber florecido contra quienes ordenaron la suspensión de la novela en la que actualmente trabaja”. Olga le confesaba a la periodista que se consideraba a sí misma de personalidad “silvestre” y con carácter infantil.

Para Castillo, “el trabajo se respeta”. Por eso, aceptaba aunque no compartía el que les exigieran cambiar los diálogos, pero nunca aceptaría tener que cortar una novela porque sí. El caso expuesto le permitió hacer
una reflexión sobre su propia carrera:

Fuente: diario Panorama
“Se dice que hacemos cosas malas. Después de cincuenta años, que se puede hablar y escribir fácil, pero que hay que vivirlos, estoy orgullosa de lo que he hecho. Si no, no lo hubiera hecho nunca, me avergonzaría. Además, el dinero que he ganado trabajando lo he empleado en algo muy bello, que es mi hogar.

De este hogar, han nacido y crecido niños y jóvenes muy lindos y sanos, que se han hecho profesionales y son personas muy normales, y han vivido viendo novelas en televisión sin que ello les haya afectado su personalidad. Lo que daña no es la televisión sino el ejemplo que se les dé a los niños y adolescentes en la vida real”.

Olga estuvo casada con el reconocido actor y director teatral Horacio Zaro, con quien procreó a su único hijo, Ernesto Horacio Zaro Castillo. Su último trabajo en Venevisión fue en la telenovela Sol de Tentación (1996), con Natalia Streignard y Miguel de León. Luego, las ofertas de trabajo en el canal de la Colina cesaron por completo y, más tarde, la actriz enviudó.

A pesar de que aún vivían su hijo y otros parientes, en el año 2001 decidió que no quería ser una carga para ningún familiar y ella misma se buscó un hogar de ancianos en Caraballeda, estado Vargas, donde pasar sus últimos días.

Alejada totalmente del ojo público, muchos la daban por muerta. Según comentarios recogidos en las redes sociales, se mostraba renuente a recibir a sus antiguos compañeros de televisión y solo permitía las visitas de sus familiares. Aunque nonagenaria, fuentes cercanas manifestaron que en sus últimos años gozó de buena salud y lucidez mental. Lamentablemente, el pasado 7 de febrero de 2016, la actriz falleció a los 95 años, dejando tras de sí gratos recuerdos de sus interpretaciones en las producciones dramáticas radiales y televisivas.

El velatorio se efectuó el martes 9 de febrero en la Capilla Funeraria Monumental en el Cementerio del Este y su sepelio se llevó a cabo el mismo día a las 11:30 de la mañana.

Fuentes consultadas:

Benítez, Lunaidy (1983). La radionovela venezolana: tres momentos y ¿una muerte anunciada? Revista Sic, Caracas.

Flores, Robert. (2009).La radionovela caraqueña del siglo XXI. Trabajo Especial de Grado presentado en la Escuela de Comunicación Social de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, para optar al título de Licenciado en Comunicación Social. Documento pdf.

Romero López, Elba (2014). Historia de la radio en Venezuela (II). Portal: Rescata y bórralo. Publicado el 13 de febrero de 2014, en la dirección electrónica http://rescatayborralo.blogspot.com/2014/02/historia-de-la-radio-ii-radio-caracas.html

Olivero, María Angélica (1986). Hombres de radio. Primera edición, Ediciones Librería Destino, Caracas.