viernes, 14 de agosto de 2015

¡Yo soy Calvin!..¿o no?

Calvin y Hobbes. Historieta creada por Bill Waterston.
Publicada en el suplemento dominical del diario Panorama.

Cuando ví esta comiquita, me identifiqué totalmente: yo soy Calvin. Durante mucho tiempo he vivido en un mundo creado por mí mismo, en el que la fantasía reina confrontando la realidad. Y no han faltado esas Miss Wormwood que luchan con denuedo para devolver nuestros pies a la tierra...en vano.

La realidad existe, cierto; y no hay manera de evadirla, dicen los entendidos. Yo me opongo a esa afirmación, porque el mundo es de los soñadores. Soñar nos permite ver cosas que los demás no ven, es barato, es reconfortante, es revolucionario. Allí donde hay un soñador, el mundo tiene posibilidades de sobrevivir, porque el soñador crea, no destruye.

Pareciera un trabajo solitario soñar, pero cuántas sorpresas podemos hallar en nuestra vida, al comprobar que no hay uno, sino muchos soñadores. Esos que no ven una casa, si no el potencial de esa casa; aquellos que donde algunos reclaman por un terreno enmontado, él lo ve transformado en un parque, con flores, con árboles, con niños y risas. Y trabaja por ello. Es ese artista cuya obra no es solo lo que muestra, si no lo que siente; y lo transmite con tanta fidelidad que otros pueden soñar y sentir al compás de su arte.

Durante mis años de estudio formal he acumulado mucho conocimiento (¡Dios sabe cuán saturado se encuentra ese disco duro que es mi cerebro, lleno de información, muchas veces inútil!), pero mis mayores satisfacciones no se encontraban en esa gran cantidad de datos, sino en mi capacidad de soñar y crear.

Mi invitación no es a estar en un estado de negación, como Calvin, sino en uno de construcción permanente a través de nuestros sueños, que a la hora de la verdad, son los mayores motores de nuestra conciencia.

¿Me acompañaría a soñar...en serio?