domingo, 12 de julio de 2015

Alla Nazimova: de Rusia con amor

“Deseo poder quemar cada pulgada de mis películas. 

Me avergüenzo de ellas.”  

Alla Nazimova, 1929
Alla en la foto original para la portada de la revista
Motion Picture de julio, 1918. Fuente:
 allanazimova.com
Es otoño de 2014 en Columbus, una pequeña ciudad de Georgia, en los Estados Unidos de Norteamérica. Llevado por la curiosidad, el joven estudiante universitario Jack Raines  hace un inesperado hallazgo: guardados en un baúl dentro de un antiguo edificio de almacenamiento, ubicado detrás de los terrenos de la casa de su abuela, están varias prendas de vestir de quien fuera una de las actrices más celebradas e influyentes del Hollywood de principios del siglo XX: Alla Nazimova. Otros cuatro maleteros también pertenecientes a la famosa intérprete estaban vacíos.

Entre los artículos encontrados por Raines figuraba una peluca con perlas de utilería que usó Nazimova en Salomé, película independiente objeto de culto que ella protagonizó, escribió y dirigió en 1922. No era precisamente un hallazgo arqueológico extraordinario —hasta el mismo Raines reconoció que ni siquiera sabía quién era Nazimova—, pero a juicio de Martin Turnbull, co-fundador de la Alla Nazimova Society,  "la peluca es un producto invaluable de la era del cine mudo. Su descubrimiento 90 años después del estreno de la película es un hallazgo importante para los historiadores de cine y aficionados de la época dorada de Hollywood en todo el mundo."

La peluca usada por Nazimova en Salomé, antes y ahora.
Fuente: allanazimova.com
Para el no lector no avezado, Alla Nazimova no deja de ser más que un nombre exótico de una diva prácticamente desconocida hoy en día. De hecho, si en algún momento se trae a colación es para referirse a ella como un ícono cultural del cine silente ligado a casi todas las lesbianas prominentes del Hollywood de la época y a íconos gay
que van desde Oscar Wilde y Rodolfo Valentino hasta Montgomery Clift. Sin embargo, su trayectoria profesional y personal es fascinante, a pesar de concentrarse actualmente en las facetas más oscuras  de su sexualidad.

Ahora, cuando este 13 de julio se cumplen 70 años de su desaparición física, es una buena oportunidad para recordar un poco de su vida y obra.

Según reportan sus biógrafos, Alla Nazimova nació el 22 de mayo de 1879 en el seno de una familia judía en Yalta, Crimea, actualmente perteneciente a Ucrania pero que entonces formaba parte de  Rusia. Su verdadero nombre era Mariam Edez Adelaida Leventon.

Un hermoso rostro para una actriz legendaria. Fuente:
salomenazimova.wordpress.com
Al separarse sus padres, su infancia transcurrió en hogares temporales y de parientes. Desde niña mostró una gran aptitud para la música. A los siete años comenzó clases de violín y a los 17 de interpretación, a pesar de las objeciones de su padre.

Ingresó en el Teatro de Arte de Moscú, donde se unió a la compañía de Konstantin Stanislavsky, de la cual fue alumna. Fue allí donde adoptó el nombre de Alla Nazimova, surgido de la combinación de Adelaida con Nadezhda Nazimova, la heroína de la novela rusa Niños de las calles, a quien ella admiraba.

Fuente: allanazimova.com
Para 1903, el talento interpretativo de Alla era reconocido en Moscú y San Petesburgo. Junto a su novio Pavel Orlenev, hizo una gira por Europa que incluyó Londres y Berlín. En 1905, acompañada por Orlenev, se mudó a Nueva York y fundó un teatro ruso en el Lower East Side. No obstante, el emprendimiento resultó un fracaso y Orlenev regresó a Rusia mientras que ella se quedaba en Nueva York para probar suerte en otros espacios teatrales.

El productor Henry Miller la contrató y le permitió hacer su debut en Broadway en 1906 con gran éxito de crítica y público. Su popularidad creció rápidamente y se convirtió en una estrella del circuito teatral neoyorquino durante varios años, interpretando personajes en obras de Henrik Ibsen y Anton Chéjov como Hedda Gabbler y Casa de Muñecas, entre otras. Su fama era tal que la Organización Shubert nombró en 1910 a su nuevo teatro en el West 39th Street en su honor.

A pesar de sus tendencias lesbianas, Alla se había casado en 1899 con Sergei Golovin, un compañero actor, en un matrimonio de apariencia y del que nunca legalmente se divorció. En 1905 conoció a Charles Bryant, otro actor también homosexual que se convirtió en un supuesto segundo “marido” y con quien estaría unida en los próximos 20 años.

Fuente: memento mori stock.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, en 1915, asumió el papel protagónico de la obra antibélica War brides presentada en el circuito de vodevil. Su interpretación llamó la atención del productor cinematográfico Lewis J. Selznick —ucraniano, como ella—, quien le ofreció 30.000 dólares y un bono de 1.000 dólares por cada día de rodaje ajustado al calendario programado. El éxito obtenido con la versión de cine le abrió camino para consolidarla como una rutilante nueva estrella de la gran pantalla.

En 1917, Nazimova logró un contrato por cinco años en la Metro, con un salario de 13.000 dólares a la semana, una suma astronómica si contamos con que la “Noviecita de América”, Mary Pickford, recibía 3.000 dólares semanales en su contrato con la misma productora. Este acuerdo le concedió el derecho de aprobar el director, el guión y el actor principal de sus películas. Precisamente, parte de su legado fue el convertirse en una de las primeras grandes estrellas cinematográficas en ejercer el control de su propia imagen como celebridad. De hecho, se asegura que en el camino de su carrera cinematográfica jugó un importante papel las hábiles y oportunas reinvenciones de su personaje público. Eran frecuentes sus apariciones ligándose con los espectadores de sus películas, pues ella mantuvo la creencia de la primacía de una aparición en vivo y su participación en las películas no era más que un avance sobre su actuación en el teatro.

Arriesgada Nazimova. Fuente: www.advocate.com
Revelación (1918), la primera película bajo el nuevo contrato, la hizo con su "marido" Charles Bryant y se convirtió en un nuevo éxito, al igual que su próxima película, Juguetes del destino. El próximo paso para Alla fue trasladarse a Los Ángeles para comenzar la producción de Ojo por ojo.

Aunque es difícil identificar el nivel de control y supervisión que Nazimova mantuvo en la producción de sus cintas, ya que muchos de sus aportes no figuran en los créditos oficiales de estas películas, algunos investigadores dan por hecho que ella intervino no solo en la dirección, la producción, los títulos y la edición, pues también recibió crédito de diseño de vestuario en la película Apocalipsis (1918), trabajó como guionista bajo el seudónimo de Peter M. Winters y se le reconoce su labor como directora de imagen para Charles Bryant.

La linterna roja. Fuente: pinterest.com/artmukhin
En 1918 Alla era toda una estrella cinematográfica. Acorde con su nuevo estatus, invirtió 65.000 dólares en una imponente casa estilo español en California, ubicada en el 8080 de Sunset Boulevard, que para esa época aún era un camino de tierra sin asfaltar.  Luego destinó una suma adicional de otros 65.000 dólares en la remodelación interna, la construcción de una piscina y el paisajismo de la propiedad desarrollada en una extensión de tres y medio acres, a la cual llamó pomposamente el Jardín de Alla. La mansión se convertiría rápidamente en un popular lugar de encuentro para la intelectualidad de Hollywood y de un público muy particular, constituido por lesbianas.

Su cinta La linterna roja (1919) fue bien recibida, pero las que le siguieron ese año y el siguiente tuvieron muy mala taquilla. Ya en la encuesta anual de popularidad que publicaba la influyente revista Photoplay, su imagen cayó de la cuarta posición a la 20.

Con Rodolfo Valentino en Camille.
Su última película para la Metro fue Camille (1921), que protagonizaría junto al gran galán de Hollywood, Rodolfo Valentino. La escenografía, de estilo vanguardista y ambiente contemporáneo, corrió a cargo de Natacha Rambova, amiga de Nazimova y futura esposa de Valentino. La producción no fue muy bien recibida ni por la crítica ni por el público, aunque constituyó un éxito moderado. Después de su lanzamiento Nazimova y la Metro se separaron.

En el siguiente video podemos apreciar unas escenas de Camille, con Rodolfo Valentino:


Salomé (1922). Fuente: allanazimova.com
Alla empezó entonces a producir sus películas a través de su compañía, la Nazimova Productions. Primero, estrenó Casa de muñecas (1922), basada en la obra de Ibsen en la que había cosechado grandes aplausos en su versión teatral; luego, presentó Salomé (1922), una adaptación exótica de la obra homónima de Oscar Wilde, nuevamente con Rambova como directora de arte. A pesar de lo impresionante de los decorados y del vestuario, la película se adelantó a su tiempo, tomando importantes riesgos estéticos al incorporar decorados Art Decó inspirados en las ilustraciones realizadas por el artista Aubrey Beardsley para una versión de la obra de Wilde publicada en 1894. Influenciada bajo una fuerte óptica gay, la película devino en un fiasco y afectó sensiblemente la fortuna de Nazimova, lo que la obligó a regresar al teatro, un medio en el cual reinaba cómodamente.

La belleza de Salomé puede apreciarse en algunas escenas mostradas en el siguiente video:


Sensual Salomé. Fuente:
allanazimova.com
Para esa época, Alla ya contaba con más de 40 años y era citada en un supuesto artículo suyo publicado en la revista The Pictoregoer el 22 de julio de 1922 titulado El culto de la belleza. Debemos recordar que en esos años los encargados de promoción publicitaria en Hollywood acostumbraban a distribuir entre los medios gacetillas periodísticas atribuidas a los artistas más famosos, pero que en realidad eran redactados por profesionales de los estudios. Sin embargo, demos por hecho que efectivamente una artista como Alla, tan hedonista pero de igual manera trabajadora, pudiera haber compartido algunas de estas afirmaciones:

“El privilegio de toda mujer es ser bella. Y es también la ocupación de toda mujer. Pero esa tarea no está confinada al espejo o a la evaluación de aquellos que la admiran únicamente por su apariencia. La belleza está más allá de la profundidad de la piel.

Para mí misma, he encontrado la más grande felicidad (y qué belleza es más grande que la felicidad) en estar constantemente activa en mente y cuerpo por al menos 16 horas en cada día. […] He tratado de llenar cada día en gran medida con trabajo duro, lleno de buena lectura, algo de escritura, una hora o dos de música, ejercicio al aire libre, la compañía de amigos que valgan la pena y dedico una pequeña parte a mis perros y otras mascotas. Y cuando hay niños alrededor, adoro su presencia y aprendo muchas lecciones de sus pequeños labios.”

Vista general del Jardín de Allah. Fuente: http://gardenofallah.com/
A mediados de la década de 1920, su situación financiera empeoró y la actriz accedió a permitir que su mansión se convirtiera en un hotel, rebautizado como El jardín de Alá Hotel & Villas. La reinauguración fue el 9 de enero de 1927 y aunque el hotel fue un éxito inmediato, Nazimova tuvo que declararse en bancarrota y se vio obligada a vender su parte, confinada como una inquilina en su antigua propiedad.

El impacto de su presencia cinematográfica ya era valorado por los cronistas de la época. E.R. Thompson, articulista de la revista Pictures and Picturegoer, publicó en 1925 una serie de artículos, en los cuales seleccionó a aquellos intérpretes cuyo trabajo, a su juicio, ofreció una permanente y esencial contribución al arte cinematográfico. Uno de estos artículos lo tituló “The art of Alla Nazimova” (enero, 1925), dedicado a la actriz y en el cual afirmaba:

 “Nazimova ha sido comparada con Pola Negri, con Norma Talmadge, con Theda Bara, y con todas las famosas estrellas sentimentales de su tiempo. Pero ella no se parece a ninguna. Ella es ella misma, solitaria.

Nazimova […] ha tallado para sí misma un nicho con Chaplin en la solitaria cima del arte cinematográfico. 

Como Chaplin, Nazimova es una mimo —esto es decir que es capaz de interpretar todas las emociones, grandes y pequeñas, con toda la capacidad natural que le ha sido dada— […] actúa con cada parte de su cuerpo.

Como Chaplin, su rostro es una máscara impenetrable, suficientemente móvil, pero sin revelar ni un pensamiento de la mujer, la única y vivaz mujer, detrás de la máscara.”


Alla, toda natural, toda una leyenda.
Fuente: allanazimova.com
Llegada la década de los 30 y con ella el cine sonoro, Alla estaba dedicada casi exclusivamente al teatro, donde sus interpretaciones seguían siendo alabadas. Ocasionalmente regresaba al cine para interpretar pequeños papeles secundarios como la señora Angustias Gallardo, la madre del torero interpretado por Tyrone Power en la segunda versión de Sangre y arena (1941);  Zofya Orvid, en la cinta En nuestro tiempo (1944); y Doña María, la marquesa, en El puente de San Luis Rey (1944).

Su último rol en la pantalla grande fue el de Zofía Koslowska en Desde que te fuiste (1944), producida por David O. Selznik, un drama de la Segunda Guerra Mundial protagonizado por Claudette Colbert, Jennifer Jones, Joseph Cotten, Robert Walker y Shirley Temple. Irónicamente, David era el segundo hijo de Lewis J Selznik, quien le ofreciera su primer protagónico en la gran pantalla.

Una imagen idílica tomada de Camille.
De las 18 películas mudas protagonizadas por Alla, sólo tres han sobrevivido hasta nuestros días y de ese trío, únicamente La linterna roja, realizada en 1919 para la Metro Pictures, precursora de la MGM, fue un éxito. Las otras dos sobrevivientes son Camille y Salomé.

Alla Nazimova murió el 13 de julio de 1945 a los 66 años en el Hospital del Buen Samaritano en Los Ángeles, California, luego de sufrir una trombosis coronaria. Sus cenizas fueron inhumadas en el cementerio Forest Lawm Memorial  Park Cemetary en Glendale, California. Cuenta con una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood, en reconocimiento a su contribución al desarrollo de la industria del cine.

Retrato firmado en 1930 para John Hogan. Fuente:
allanazimova.com
Glesca Marshall, actriz y benefactora teatral, fue una de sus amantes más duraderas. Vivió con Nazimova desde 1929 hasta su fallecimiento, cuando se convirtió en su única heredera. Años más tarde, al mudarse a Georgia con su pareja Emily Woodruf, llevó consigo varios maleteros contentivos de propiedades de la actriz. Glesca murió en 1987 y Emily siete años después. Los baúles se mantuvieron en la propiedad cuando la casa fue comprada por la abuela de Jack Raines, ese joven curioso que los encontró casi 30 años después, y nunca fueron revisados hasta 2014. La curiosidad llevó a un afortunado hallazgo que permitió recuperar estas valiosas posesiones, las cuales fueron catalogadas por miembros de la Alla Nazimova Society, una institución constituida en 2013 para promover el legado de esta actriz.

El poder de la imagen de una figura como Alla Nazimova puede estar contenido, tal vez, en la apreciación que ofreciera E. R. Thompson en el artículo ya citado, publicado en 1925:

Fuente: allanazimova.com
“El atractivo de Nazimova nunca está dirigido al corazón, sino a nuestra mente. La admiramos, nos maravillamos con ella, la adoramos tal vez, pero nunca la amamos.  No podemos amar lo que no conocemos, y Nazimova es distante —un misterio.

[…] Ella es desconcertante, distante e impersonal. Se desliza entre nosotros, riendo y sacudiendo esa cabeza rebelde suya, y justo cuando pensamos que la verdadera Nazimova está a punto de mostrarse por fin, se encubre a sí misma en otro de sus brillantes estudios de carácter, se burla de nosotros, se ha ido. Al igual que el camaleón —tomando el color dramático de todas las partes que interpreta—; como una reina —inalcanzable—; como un niño de la calle, travieso, enloquecedor y que nunca será atrapado.

…Y debido a que no la conocemos, y sabemos que nunca la conoceremos, la encontramos fascinante e irresistible. Enviamos nuestros pensamientos tras ella, incluso cuando nuestros corazones son leales a Mary, a  Norma, a Lillian y a las estrellas que hemos amado y comprendido.

Ella ha creado una docena de memorables personajes para la pantalla, cada uno distinto e individualizado, viviendo en una docena de pequeños mundos diferentes, y parecidos en una sola cosa: que todos son —y ninguno de ellos realmente es— Nazimova.”


2 comentarios:

  1. Excelente esta entrada a tu fabuloso blog. Me da una gran nostalgia por una actriz que nunca conocí y cuyas películas no he visto. Me encanta.

    Juan Bravo

    ResponderEliminar
  2. Alla Nazimova fue una mujer extraordinaria en muchos aspectos, pero lamentablemente las nuevas generaciones solo tienen como referencia sus preferencias sexuales y las historias que giran alrededor de la que fuera su mansión, The Garden of Allah. Como muchas de su época, siempre relegadas a los escándalos asociados a su imagen y no a su aporte al arte cinematográfico y teatral, como es su caso. Gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar