martes, 23 de septiembre de 2014

El otro yo de Américo Montero

Américo Montero en su caracterización del
doctor José Gregorio Hernández.
Hay personajes que se instalan en la memoria colectiva y se asocian de manera permanente al actor que, afortunada o desafortunadamente, tuvo la suerte de interpretarlos. Un ejemplo de ello: Américo Montero. Hace unos días le pregunté a mi madre, de 76 años, si recordaba a este actor venezolano, cuya trayectoria profesional abarcó cuatro décadas e infinidad de actuaciones en cine, teatro, radio y televisión. Su respuesta instantánea: «¿Quién? ¿El que hizo de José Gregorio Hernández?». La identidad del actor sustituida por un personaje caracterizado hace 50 años.

Postal promocional patrocinada por
Mercury Dry Cleaning. Fuente:
Colección José Gregorio Marcano
Su nombre real era Américo Alejo Azuaje Montero y nació en 1928 en Boconó, estado Trujillo. Sus deseos de superación pronto lo condujeron a Barquisimeto, estado Lara, donde fue becado para estudiar en Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica. Allí realizó cursos de artes escénicas y piano durante un año. Luego partió a México donde vivió una década y desarrolló una importante carrera como actor de cine, músico y compositor.  Durante ese período se dedicó también a su formación escénica: tres años de actuación en el Instituto Cinematográfico de México y estudios de canto con José Pearson, quien fuera maestro de Pedro Vargas, entre otros.

En México trabajó en la pantalla grande al lado de las grandes luminarias del cine azteca de esa época. Entre los filmes en los que se participó se encuentra Los huéspedes de la Marquesa (1951), junto a Amalia Aguilar, mientras que en teatro protagonizó Sin novedad en el frente y Juana de Lorena.

Fuente: diario Panorama,
30/10/1954, página 15.
Con una sólida carrera de nueve años tras de sí, en 1954 el diario Panorama, en el estado Zulia, informaba su regreso al país para filmar la película Festín para la muerte. Esta coproducción venezolano-mexicana fue producida por Maracaibo Films con el financiamiento de Nicolás Vale Quintero, propietario de Ondas del Lago; y distribuida por Tropical Films.

La participación de Montero fue promocionada como un «retorno triunfal a la patria» y se produjo en excelente compañía: Stella Inda ya era una figura reconocida en el ámbito cinematográfico internacional, pues había sido premiada como mejor actriz dos veces con el Ariel, galardón otorgado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas, por sus actuaciones en Los Olvidados (Luis Buñuel, 1950) y El rebozo de Soledad (Roberto Gavaldón, 1952). Por su parte, Lorenzo de Rodas era un actor español cuya actuación en este filme significaba su debut artístico en la pantalla grande.

El 16 de noviembre de 1954 Inda y Rodas, protagonistas de la cinta, arribaban en horas de la tarde a Maracaibo, en vuelo de KLM, procedentes de México. Montero, quien ya se encontraba en el país, se trasladaría en horas de la mañana del día siguiente desde Barquisimeto.

Fuente: diario Panorama,
18/11/1954, página 19.
Ante el reportero De La Cruz el actor confesó: «México es mi segunda patria. Y los mexicanos son como los venezolanos, de una gran calidad humana». Agregó que no se había sentido discriminado por su nacionalidad y estaba agradecido a la Asociación Nacional de Actores (ANDA) por el apoyo recibido.

Fuente: diario Panorama,
año 1967.
Durante su visita a la capital zuliana para la filmación de Festín para la muerte, Inda, Rodas y Montero efectuaron una breve temporada de radioteatros a través de los micrófonos de Ondas del Lago. Juan Miguel de Mora, periodista y director de la producción cinematográfica, tuvo a su cargo la grabación de tales programas, que incluyeron obras de Federico García Lorca, Alejandro Casona y Gregorio Martínez Sierra, entre otras. La primera de estas piezas difundidas en el espacio “Teatro Moderno del Aire” fue La mujer de tu juventud,  original de Jacques Deval, con Inda, Rodas, Montero y los actores venezolanos Hugo José Machado y Nena Marina. Los programas se transmitieron a las 8:00 de la noche.

Aviso publicitario publicado en el diario Panorama, 25/11/1954, página 17.
La carrera cinematográfica de Américo Montero en nuestro país continuó con Papalepe (1957), dirigida por Antonio Graciani, en la cual compartió créditos con Agustín Irusta, la niña Rebeca González, María Luisa Sandoval y América Alonso. Luego intervendría en Detrás de la noche (1959), que le volvió a reunir con María Luisa Sandoval, Carlota Ureta Zamorano y Humberto Escalona, dirigidos por Juan Corona.

Fuente: revista Encuadre 44-45,
septiembre-diciembre 1993.
A pesar de su interesante labor en el cine, la radio, el teatro y la televisión, su verdadero rol consagratorio le llegaría en 1964, cuando interpretó para RCTV la producción La vida de José Gregorio Hernández. Este personaje le valió su selección para encarnar a este insigne médico venezolano en diferentes espacios dramáticos y marcó para siempre su larga trayectoria artística.

Américo junto a Humberto Tancredi, Carmen Julia Álvarez y
María Luisa Lamata en El Siervo de Dios (1967).
El éxito televisivo se trasladó al cine y El siervo de Dios se convertiría en 1967 en un suceso cinematográfico. En esta coproducción venezolano española encarnaría al llamado “médico de los pobres” acompañado por un elenco de primera, entre quienes se encontraban María Luisa Lamata, Bárbara Teide, Carmen Julia Álvarez, José Luis Silva, Hugo Pimentel, Nuria Torray y Jesús Maella. La dirección estuvo a cargo de Agustín Navarro, con texto original de Pedro Felipe Ramírez, adaptado por Juan Corona y Federico Muelas.

Aviso publicado en el diario Panorama,
09/02/1968, página 25.
La buena acogida de esta película ya se dejaba colar entre los medios de comunicación de la época. En la columna “De aquí y de allá”, publicada en Panorama el 26 de octubre de 1967, el articulista Ebert J. Lira señalaba: «Américo Montero, el actor venezolano consagrado al teatro y a la televisión, tiene el papel más importante de su carrera en la interpretación que hace del doctor José Gregorio Hernández, en la película El Siervo de Dios. Quienes han visto en privado la cinta comentan las escenas del film. Se ha seguido con la más rigurosa fidelidad todos los pasajes del venerado doctor, impregnándolos del mayor realismo. El pueblo venezolano se apasionará al ver desfilar ante sus ojos el personaje que está llamado a estar en los altares».

Hasta no hace mucho esta imagen se prestaba a discusión en un
foro en internet, en el cual algunos aseguraban que era una fotografía
original del doctor Hernández en el Hospital Vargas. En realidad
es un fotograma de la película El Siervo de Dios (1967).
Este logro cinematográfico se volvió a reflejar en la pequeña pantalla. En Los favores del Dr. Hernández, espacio de media hora escrito por Pedro Felipe Ramírez y transmitido por RCTV el 7 de marzo de 1967, se presentaban hechos comprobados o milagros consignados ante la Santa Sede que en ese momento estaban siendo considerados como pruebas para la canonización del llamado apóstol venezolano.  Se contaba un hecho auténtico ocurrido en el mes de abril de 1964 sobre una jovencita desahuciada por los médicos que fue salvada milagrosamente por el venerado doctor. Nuevamente Montero asumía la personalidad del Siervo de Dios y Margarita Corona, el de la joven enferma. Les acompañaron Agustina Martín, Manuel Poblete, Hermelinda Alvarado, Domingo del Castillo y Merey del Nardo. La narración correspondió a Rafael Cabrera y la dirección a José Jordá.

Fuente: diario Panorama, 19/04/1959.
La inauguración del Canal 11 de televisión en 1967, con estudios en la antigua sede de Bolívar Films, le brindó a Américo Montero la oportunidad de incorporarse al grupo de artistas exclusivos de esa nueva planta, entre quienes se encontraban Gina Alvaner, Daniel Farías, Enrique Faillace, Hugo Pimentel, José Poveda, Bárbara Teide, Jorge Palacios, Luis Gerardo Tovar, Ulises Brenner y Pedro Marthan, entre otros. Sus directivos, Ricardo y Amable Espina, auguraban un nuevo concepto en cuanto a televisión y la semana inaugural anunciaban la reaparición de Zoe Ducós a través de esta señal con la producción Orgullo de casta; así como el debut de Espartaco Santoni, con Liliana Durán y María Luisa Lamata, en la obra Mi secreto me condena.  Lamentablemente, un año más tarde esta televisora cerraría sus puertas por problemas económicos y Montero reapareció por la señal de Radio Caracas Televisión, en la cual desarrollaría la última etapa de su fructífera carrera.

Casi una estampita religiosa.
Fuente: diario Panorama, 1967
Tan compenetrado estaba Américo Montero con la figura del llamado Siervo de Dios que en junio de 1969, durante los actos conmemorativos del cincuentenario de su muerte, se hizo presente en Isnotú, estado Trujillo, como parte del Movimiento Social Doctor José Gregorio Hernández, acompañando al doctor Gustavo Briceño Hernández, sobrino del doctor Hernández e hijo de su hermana menor, Ercilia. De hecho, Américo fue jefe de Relaciones Públicas de la Junta Nacional de este movimiento durante la realización de los actos solemnes nacionales (Panorama, 20/06/1969, página 41). Todavía en 1969 lo encarnó nuevamente en la producción televisiva El médico de la bondad.

No obstante, es necesario reconocer que el actor hizo diversas caracterizaciones en la televisión venezolana, en dramáticos como Mario Milagros (1955), El grillo del hogar (1956), La trepadora (1958), El hombre que no quería amar (1959), El destino de Bracho Aguilar (1960), La Usurpadora (1971), Estefanía (1979) y Rosa Campos, provinciana (1980).

También fue un buen cantante y entre sus interpretaciones de música venezolana se encuentra el tema Candilejas, con el conjunto de Los Hermanos Oropeza, del cual compartimos este video subido por el usuario Carlos Rueda en Youtube:


Maricarmen Regueiro (Clara Inés) y Américo Montero
en El Desprecio. Fuente: RCTV
En la última etapa de su trayectoria profesional intervino en reconocidas telenovelas, aunque en roles menores: en El desprecio (1991) representó al mayordomo de la familia Santamaría y aliado de Clara Inés (Maricarmen Regueiro); y en Por estas calles (1992) hizo de capataz de una hacienda del juez Álvaro Infante, junto a Haydée Balza y Alexander Milic.

El 26 de abril de 1993 Américo Montero falleció en Caracas, a los 65 años de edad, víctima de una insuficiencia renal. Su último rol para la TV no pudo realizarlo, pues estaba incluido en el Proyecto 2003, posteriormente conocido como De oro puro, de Julio César Mármol, que protagonizaron Hylenne Rodríguez, Mauricio Rentería y Flor Núñez.

Mariano Álvarez en su caracte-
rización de El Siervo de Dios.
Años después, la vida del doctor José Gregorio Hernández fue llevada nuevamente a la televisión en dos unitarios: El Siervo de Dios (1990), interpretado por Mariano Alvarez y transmitido por Venevisión; y El Venerable (1994), difundido a través de RCTV, con Flavio Caballero como el médico de los pobres. A pesar de la buena receptividad de los televidentes, ambas producciones no tuvieron la misma repercusión que los roles recreados por Américo Montero.

Por cierto, el pasado 29 de junio se cumplió el 95 aniversario de la trágica muerte del doctor Hernández y el próximo 26 de octubre se cumplirán 150 años de su nacimiento, ocasión más que propicia para recordar a quien fuera uno de sus más consecuentes intérpretes.

Fuente: diario Panorama, 28/01/1968