jueves, 29 de marzo de 2012

Diez años de la partida de la Amazona mayor

Uno de los últimos deseos de Hilda Carrero fue que los medios de comunicación y sus amigos no se enteraran de su deceso hasta después del sepelio. Por ello, aunque falleció el lunes 28 de enero de 2002, la noticia solo fue dada a conocer dos días después.

Aparentemente, era su interés preservar la intimidad de sus seres queridos en momentos tan difíciles, consciente de que debido a su trayectoria, la información levantaría gran expectativa. No parece una decisión extraña, pues era una actriz discreta, poco dada a los escándalos. Quienes cubrían la fuente de farándula, comentaban que entrevistarla no era fácil, porque era una mujer que llegaba al estudio, tomaba su libreto, se disponía a leerlo, a memorizarlo y poco atendía a la prensa.

¿Cómo se explica entonces su constante aparición en los medios, su presencia habitual en portadas de revistas como Momento, Élite, Ronda, Venezuela Gráfica y Venezuela Farándula de finales de los 70 y buena parte de los años 80? La verdad es que Hilda nunca eludió la proyección que ellos le podían brindar, pero de allí a compartir sus intimidades, como lo hacían otros personajes de la época, había una gran distancia. La prensa especulaba acerca de sus amores, pero públicamente sólo reconoció su relación con Pecos Kanvas y, más tarde, su matrimonio con Joao Fernándes, empresario quien había sido esposo de otra actriz cabimera, Belén Marrero.

Hilda Elvira Carrero García, tal era su nombre completo, nació el 26 de diciembre de 1951 en la parroquia Altagracia, en Caracas. Su trayectoria profesional podemos dividirla en tres bloques que se desarrollan casi de manera simultánea: una primera etapa se desenvolvería en los concursos de belleza, cuando en 1973 representó al estado Táchira, de donde eran oriundos sus padres, en el Miss Venezuela. En esa oportunidad, Desireé Rolando obtendría la corona, pero ella quedó tercera finalista del concurso y ganó la banda de Miss Fotogenia. Como ya tenía 21 años de edad, no pudo representar a nuestro país en el Miss Young International 1973, pues sobrepasaba la edad límite. Sin embargo, fue enviada por la organización OPPA Publicidad a otros dos concursos: Primero al Miss Internacional 1973, en Tokio (Japón), en octubre de ese año, donde clasificó entre las 15 semifinalistas. Después, viajó el 11 de enero de 1974 a Manizales, en Colombia, donde quedó virreina en el Reinado Internacional del Café. Todavía el 10 de junio de 1977 viajó a Santo Domingo, en República Dominicana, donde quedó entre las 15 semifinalistas del concurso Miss Ámbar del Mundo 1977.

La segunda etapa, paralela casi con los concursos de belleza, fue la de modelo. Aunque culminó sus estudios como licenciada en Administración en la Universidad Santa María, era frecuente su contratación como imagen publicitaria de diversas marcas de productos, además de ser muy solicitada por las revistas de la época.

Como actriz, se inició en el oficio en el teatro comercial, de la mano de Jorge Palacios, en la obra Las casadas los prefieren diferentes. Luego comenzó a incursionar en la televisión, con un primer papel en la serie Patrulla 88, en VTV. Después de algunos pequeñas apariciones en novelas de RCTV, pasó a Venevisión. Era finales de los años 70 y Delia Fiallo, junto a Ana Mercedes Escámez, le darían el personaje que la proyectó a la fama inmediata: la villana Nereida, en la telenovela Emilia (1979-1980).

Ciertamente, era este un rol para lucirse, pues encarnaba a la hermana algo descocada de Elluz Peraza, quien se enredaba con Pipo (Alberto Marín), nada más y nada menos que el papá del novio de la protagonista, Eduardo Serrano. La frase cariñosa “Mi puchi” con la que se refería a su amante se haría famosa y así entraría por la puerta grande en Venevisión, pues una vez culminada esta producción protagonizaría la siguiente novela, El Despertar, en 1980, junto a Eduardo Serrano. Fue todo un logro, tanto de la proyección de la novela como del personaje, si tomamos en cuenta que en la misma época competían en el mismo horario Estefanía, de RCTV, que se encontraba en sus últimos capítulos; e Ifigenia, transmitida por canal 8 VTV.

Junto a Serrano protagonizó Querida Mamá (1982), La Heredera (1982), La venganza (1982-1983), Julia (1983), Las Amazonas (1985) y El sol sale para todos (1986). A Hilda le iban mejor los roles de mujer de carácter, como la Isabel Lizarraga de Las Amazonas por el cual es mayormente recordada, pero, a mi juicio, su doble caracterización de tímida coja y luego elegante vengadora en La Heredera, así como la esposa maltratada en El sol sale para todos, merecen un reconocimiento especial.

En un período de seis años, Hilda Carrero sería el ícono de los dramáticos de Venevisión y además se convertiría en referencia de elegancia para la pequeña pantalla en los años 80. No era una belleza en los términos clásicos, pero sí muy atractiva y sensual. Si comparásemos las fotos de sus inicios con las de la época de su retiro, notaríamos cómo va refinándose poco a poco, a la vez que va mejorando su técnica interpretativa.





En diciembre de 1986, con 35 años de edad, Hilda Carrero estaba en el tope de su fama. Ella, quien siempre había manifestado que cuando se casara se alejaría del medio, formalizó su compromiso con Joao Fernandes y se retiró de la TV. La felicidad sería completada con el nacimiento de sus dos hijos, Joao Junior y Joana Fátima.

Tuvo un breve retorno a la televisión en 1990 para animar un musical en Televen, pero luego de esta corta aparición, volvió a la tranquilidad de su hogar. En 1997 le fue diagnosticado un cáncer de mama, contra el que estuvo batallando hasta su muerte en enero de 2002. Tenía 50 años.

«El fallecimiento de Hilda Carrero significa una gran pérdida para el medio artístico, ya que se ha ido una gran mujer y excelente artista», declaró entonces al diario Tal Cual su pareja de tantas producciones exitosas, Eduardo Serrano. «Sólo la palabra dolor puede explicar lo que siento tras la muerte de esa amiga que representaba el buen gusto, la calidad artística y el prestigio…Trabajar con ella era especial por todos los aportes que imprimía a lo que estaban realizando. No tenía actitudes conformistas y lo demostró hasta el final de sus días con gran valentía».

Fernandes, por su parte, prefirió no hablar del tema, al considerar la pérdida como algo de lo que le costaría mucho reponerse. También la hermana de la actriz, Amelia Carrero, contó que los últimos años de Hilda fueron de dedicación total a su hogar, a sus hijos y su esposo. «Siempre positiva y luchadora, se mantuvo con gran templanza frente a su enfermedad, sin dejar que eso afectara su unión familiar».

Quienes la conocieron comentan que el mayor vicio de Hilda Carrero fue viajar y que aseguraba que era el mayor gusto que se daba. La soledad siempre le agradó, compartir en pequeño, comer y acompañar el plato con un buen vino blanco. En alguna ocasión, Hilda se autocalificó como pesimista y se molestaba ante los rumores que la vincularon sentimentalmente con Eduardo Serrano: «…yo a Eduardo lo quiero como a una persona cercana a mí, pero mi gran amor, el hombre de mi vida es Juan Fernández; he tenido romances, pero piensen lo que quieran, esta es la verdad».

domingo, 25 de marzo de 2012

Tiempo

No soy un hombre
de este tiempo.
Pertenezco a la nostalgia
y al pasado.
Mi reloj avanza
sólo para marcar
las horas de mi destierro
del país de la fantasía.


















Ilustración: Alan Lee, Peredur, Son of Efrawg


Adelantamos el tiempo,
apuramos su paso
sin pensar
que restamos
en lugar de sumar.













Cabimas, marzo de 2012