viernes, 21 de diciembre de 2012

Feliz Navidad

¡Ah, la Navidad! Buenos deseos se acumulan por doquier, con la esperanza de que todo aquello que no fue alcanzado durante el año que recién finaliza, pueda encontrar un camino fructífero entre las hojas del almanaque próximo a iniciar.

Ha sido costumbre desde el siglo pasado que las estrellas de cine y televisión, apropiadamente ataviadas para la ocasión, se unan a estas celebraciones. Una tradición que puede seguirse desde el viejo Hollywood de la década de 1920 hasta nuestros días. Contados son los actores y actrices que no se vieron en la obligación de rendir tributo a la Navidad.

Desde Mundo de Letras, nos unimos a tan especiales invitados para desear a nuestros lectores unas felices fiestas. Por ello, nada mejor que compartir estas imágenes (muchas de ellas recabadas a través de la red) con nuestro exhorto a celebrar en familia este acontecimiento de la tradición cristiana.


La dulce noviecita de América, Mary Pickford, a la expectativa
de la llegada de Santa Claus, en la década de 1920.
La sexy extrella de los locos años 20 en Hollywood,
la chica It, Clara Bow, sucintamente vestida para la ocasión.
Louise Brooks, la inolvidable Lulú, aporta estilo y elegancia
al arbolito de Navidad a  su lado (Finales de la década de 1920).
Dolores del Río, durante su temprana permanencia en Hollywood,
preparada para el intercambio de regalos.
Joan Crawford, en su época de flapper, asume el rol de Santa
Claus en una fría Nochebuena de inicios del siglo pasado.
En la década de los 30, la rubia platino Jean Harlow abrió
las puertas de su residencia para mostrar la decoración navideña.

Como habría de esperarse, la inigualable Mae West grabó un disco
con música navideña que no podía tener otro nombre: Wild Christmas.
En la década de 1940, la naciente estrella Bette Davis posaba
de manera inusualmente angelical con decoración pascual.
Una corona de pino enmarca la extraordinaria belleza de Gene Tierney,
la inolvidable protagonista de Laura.
Ava Gardner calza las botas de Santa Claus
Rita Hayworth, lista para compartir su regalo navideño.
Jane Russell prepara los arreglos del arbolito.
Bing Crosby, Rosemary Clooney, Danny Kaye y Vera-Ellen
en un clásico cinematográfico navideño: White Christmas.
Una Shirley Temple pre-adolescente recibe sonriente
las celebraciones pascuales rodeada de Papagayos o flores de Navidad.
El duro de Hollywood, Humphrey Bogart, celebra las festividades
navideñas junto a su esposa Lauren Bacall y su hijo Stephen.
Una ligerita de ropas Mamie van Doren se prepara
para dar su mejor regalo de Nochebuena.
La eterna adolescente de Hollywood, Natalie Wood, enmarca
su belleza con brillantes flores de Navidad.
Brooke Shield, apropiadamente ataviada, se transforma
en una hermosa ayudante de Santa Claus.
De gala y sumamente elegante, Marina Baura
da la bienvenida a 1981 desde las páginas centrales
de la revista Venezuela Gráfica (Diciembre, 1980).
La extraordinaria belleza de Pierina España da la bienvenida a la Navidad.
Un póster navideño bastante sorprendente
de Marisela Buitrago, la Bomba.
(Revista Venezuela Farándula,  diciembre  de 1983)
Una ayudante de San Nicolás muy sexy.
(Revista Venezuela Farándula,  diciembre  de 1983)
El inolvidable Tío Simón brinda por unas felices Navidades
en reportaje publicado en la revista Ronda (Diciembre, 1983)
Tal como era su costumbre, una elegante Herminia Martínez
brinda por un feliz 1984. (Revista Ronda, diciembre, 1983).
La ex Miss Mundo Pilín León, acompañada por un gordito
Luis José Santander, brinda por una feliz Navidad.
(Revista Ronda, diciembre, 1983)
La Primerísima Mirla Castellanos y el Ídolo de una Generación,
Guillermo Dávila, también celebraban por los éxitos alcanzados
en los años 80. (Revista Ronda, diciembre, 1983)

jueves, 25 de octubre de 2012

La muerte los busca jóvenes

Juan Carlos Adrianza. (Fuente: Internet)
La noche del 2 de diciembre de 2011, un tuit recorrió veloz las redes sociales: el “fabu-fabu” Juan Carlos Adrianza había fallecido en un lamentable accidente de tránsito en la vía Calabozo-Dos Caminos, cuando se dirigía a realizar su primer show en el estado Guárico. La camioneta EcoSport donde se trasladaba se volteó al salirse de la carretera, luego de haber impactado la parte trasera de una gandola accidentada, que no había colocado preventivamente el triángulo de seguridad respectivo.

La noticia dejó a más de uno perplejo: el joven actor y comediante de 28 años, quien también se desempeñaba como cantante y locutor, se encontraba en uno de sus mejores momentos profesionales, gracias a su personaje de El Fabuloso en el programa ¡A que te ríes!, transmitido por Venevisión.

Adrianza había nacido en Cabimas, estado Zulia, el 5 de junio de 1983. Estudió comunicación social en la Universidad Cecilio Acosta, pero su pasión por las cámaras se inclinaba más hacia el entretenimiento. Su carrera televisiva comenzó en febrero del 2004, en programas juveniles como Atómico y Gente Nueva, transmitidos por Venevisión. Incursionó como actor en las telenovelas El gato tuerto, de Televen, y Si me miran tus ojos, de Venevisión. Sus presentaciones en Super Cómico Sensacional, del programa sabatino Super Sábado Sensacional habían sido exitosas. Era un joven que en poco tiempo había alcanzado renombre en la difícil profesión de hacer reír, y su participación  dominical en el segmento de Los Fabulosos era uno de los que mayor atención recibía por parte de los televidentes.

Los dos Juan Carlos, los Fabu-Fabu. (Fuente: Internet)
Iba acompañado de la periodista María Gabriela Rengifo, quien se desempeñaba como asistente de producción del grupo; y su compañero de labores, Juan Carlos Dávila. Rengifo falleció también y Dávila resultó herido de consideración, pero sobrevivió al impacto.


Más de cinco mil personas le acompañaron durante su sepelio en Cabimas, en una de las ceremonias más sentidas que se recuerdan en esta ciudad petrolera.


La muerte siempre los ha buscado jóvenes, desde los tiempos de James Dean, el ícono rebelde de la juventud norteamericana de la década de los 50, quien murió en un accidente automovilístico a la temprana edad de 24 años. Pero el caso de Adrianza no ha sido el único en el ambiente artístico venezolano en el que la Parca ha ganado la partida.
Paula D'Arco (Fuente: Telenovelawiki.com)


Ya en 1976, la muerte en la carretera había truncado la prometedora carrera de actriz de Paula D´Arco, nombre artístico de Paula González. Era esposa del actor Carlos Olivier y sobrina de otro grande de la actuación, Miguel Ángel Landa.  Sin embargo, esta jovencita caraqueña, nacida en La Pastora, había ido labrando con pequeños papeles una trayectoria sostenida, desde sus interpretaciones como Lalita, en La Usurpadora (1971), con Marina Baura; de Ana Gertrudis, en La Doña (1972), con Lila Morillo; y de Sofía, en La Indomable (1974), otra vez con la Baura. Los críticos de la época señalan que uno de sus mejores trabajos fue en el teleteatro La Gota de Agua, junto a Doris Wells y Miguel Ángel Landa. El futuro, no obstante, se desvaneció en el accidente automovilístico. Iba acompañada por el veterano y gran actor de RCTV, Edmundo Valdemar, quien sobrevivió al siniestro.
Diana Juda, Miss Sucre 1982.
(Fuente: monarcasdevenezuelaymundiales.blogspot.com)
Diana Juda Perdomo provenía de esa mina que para Venevisión ha representado el Miss Venezuela. En 1982, Diana había portado la banda de Miss Sucre, pero en esa ocasión la suerte no acompañó a la hija de la periodista Trina Perdomo y quedó sexta finalista. La vencedora de ese año fue Ana Teresa Oropeza, célebre por afirmar que le gustaba la música de Shakespeare, pero esa es otra historia. A pesar de que no nos representó en ningún evento internacional, Diana inició su carrera como modelo en televisión. Ya en 1984 se encontraba junto a Henry Zakka en el programa  de RCTV, Estudio 30.


En 1988 recibió una importante oportunidad para encarnar un personaje en la telenovela Alba Marina, historia juvenil escrita por Mariela Romero, protagonizada por la cantante Karina y los integrantes del grupo puertoriqueño Menudo. Diana encarnaría a Cristina, un rol ciertamente de villana, hermana de crianza de la protagonista, y quien tenía como pareja al actor Leopoldo Regnault.


Apenas había grabado 30 capítulos de la novela —uno solo de ellos había salido al aire—, cuando el 2 de julio de ese año la tragedia se cruzó en su camino, en la persona de un conductor quien, supuestamente ebrio y a exceso de velocidad, impactó el auto que conducía la bella actriz en la madrugada de ese día, a la altura de la avenida O’Higgins en Caracas. Ella murió en el acto. Varias heridas graves sufrió su acompañante, la también actriz Mirna Morejón, esposa en ese momento de Renato Gutiérrez, quien trabajaba en la telenovela con un personaje que se le aparecía a la protagonista y que era la imagen de la Virgen del Carmen de la que ella era devota. Según recuerdan algunos foristas de páginas especializadas en internet, el rol de Cristina no fue asignado a otra actriz y así, el personaje de Diana salió de viaje sin retorno en la trama, dejando una carta a su hermana en la ficción, en la que explicaba las razones de su decisión. Una conmovida Karina leería la misiva con lágrimas en los ojos.
Floriana no pudo grabar ningún disco con Los Melódicos.
(Fuente: Blog El Club de Los Melódicos)
Flor de María González Hernández era el nombre real de Floriana, cantante de Los Melódicos quien también murió trágicamente el 18 de enero de 1997. No alcanzó a grabar con la orquestaque impone el ritmo en Venezuela”, pero sus actuaciones pueden ser vistas en el blog El Club de Los Melódicos, que incluye algunos segmentos del programa homónimo transmitido a través de Venezolana de Televisión en la década de los 90.


Nativa de Valera,  estado Trujillo, muy pequeña se residenció en Maturín, estado Monagas, donde alternó sus estudios con participaciones en actividades musicales.  A pesar de su corta edad al momento de su muerte, ya Floriana había recorrido un camino fructífero junto al mariachi Zacatecas y la banda Baraya. Además, había fundado en Maturín un grupo de música pop llamado 110 y de allí pasó a la Banda Musical del Estado Monagas. En 1994 arribó a Caracas, donde se incorporó a la agrupación musical Fandango, hasta que en octubre de 1996, cuando contaba 20 años, fue llamada para integrar la orquesta de Renato Capriles.


Eran las nueve y treinta de la noche cuando ocurrió la tragedia. Capriles, conductor de la camioneta Mitsubishi; y Floriana, quien viajaba en el asiento del copiloto, se dirigían a la población de Villa de Cura donde tendrían una presentación en el Centro Social Deportivo Hispano. Mientras se desplazaban por la Autopista Regional del Centro, a la altura del kilómetro 114, Capriles intentó esquivar unos objetos que al parecer habían arrojado a la vía y se estrelló contra la defensa de concreto.


Según revela la prensa de la época, Floriana murió de manera instantánea; mientras que el director de orquesta quedó maltrecho frente al volante. Algunos zagaletones del barrio Libertador, adyacente al sitio del siniestro, bajaron al lugar y despojaron a los dos infortunados de sus prendas y dinero, al tiempo que comenzaron a desvalijar el vehículo. Sin embargo, una médico que casualmente pasaba por el sitio, al ver el hecho se armó de valor y se enfrentó a los delincuentes, luego de lo cual asistió a Renato Capriles y avisó de inmediato al Comando de Seguridad Vial de la Guardia Nacional. El sobreviviente fue llevado de emergencia al Hospital Central de Maracay, donde fue intervenido y permaneció en estado de gravedad, hasta que pudo superar su grave condición de salud.
Pilar Romero y Jorge Luis Morales. (Fuente: Internet)


El 24 de abril de 1992, el diario ABC, de España, publicaba el obituario del actor venezolano Jorge Luis Morales, quien había fallecido a los 33 años de edad, víctima de una neumonía. Morales se había destacado en un gran número de comerciales para televisión y cine, además de desarrollar una prometedora carrera en teatro y televisión. Supuestamente, enfermó por una escena que hizo junto a Flor Núñez durante la grabación de la telenovela El Desprecio, en la que era torturado con agua helada, lo cual le provocó una severa afección pulmonar.


Lo que pocos conocían era que Jorge Luis Morales era portador de VIH y a raíz de su muerte se divulgó su enfermedad, pues era la primera persona venezolana famosa de la que públicamente se conocía con esta condición. La página de la organización Stop VIH, en su historia sobre esta enfermedad en nuestro país, señala que «el estigma, la discriminación, los prejuicios, la ignorancia y la carencia de información llevaron a la muerte del joven actor, quien fue trasladado en avioneta desde un hospital de la ciudad de Maracay (Venezuela) en donde no recibió los cuidados médicos necesarios, hasta la ciudad de Caracas, pero lamentablemente era demasiado tarde.»
En el siguiente video se puede apreciar algunas escenas de la exitosa telenovela en la que participó el actor:







Después de su muerte, un grupo de artistas y trabajadores del espectáculo crearon la Fundación Artistas por la Vida, para prestar su imagen a campañas de prevención y hablar abiertamente sobre el VIH y Sida en los medios de comunicación.
Javier Zapata como Evelio, el joven criado
en un cine por un grupo de delincuentes
en La Oveja Negra.
No obstante, Morales no fue la única víctima de la llamada epidemia del siglo XX. Javier Zapata, otro destacado actor de teatro y cine nacional nacido en 1961, falleció en la década de los 90 a muy temprana edad debido a complicaciones asociadas al VIH, según tuit colocado el 13 de abril de 2012 en la página de Artistas por la Vida. 


Su carrera mereció grandes elogios por sus interpretaciones en obras montadas por los grupos teatrales Rajatabla y la Asociación de Artistas Actuando (AAA). Participó en las cintas La Oveja Negra (1987), donde interpretó a Evelio, uno de los miembros del grupo de marginales; y en Cuchillos de Fuego (1989), ambas de Román Chalbaud.
Javier Zapata en la escena final de Cuchillos de fuego.
En Río Negro (1991), film de Atahualpa Lichy, encarnaba a Gonzalito, personaje resentido y violento que le permitió compartir créditos con Daniel Alvarado, el colombiano Frank Ramírez y la española Ángela Molina. Su actuación le mereció el premio al Mejor Actor de Reparto otorgado por la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos (ANAC). En 1992 participó con un pequeño  personaje (Tacho Valdés) en la segunda temporada de la exitosa serie española Brigada Central: La guerra blanca, protagonizada por Imanol Arias y la cual se filmó en más de doce países distintos, entre los cuales figuraron algunas locaciones latinoamericanas como Colombia —Bogotá— y Venezuela —Caracas—. Ruddy Rodríguez y Cayito Aponte también intervinieron en este seriado.
Margarita Malvic, la mami de El Recogidito.


La lista de promesas que vieron cercenadas sus aspiraciones a temprana edad es larga e incluye a Aixa Moreno, hija de la primera actriz Eva Moreno, quien se quitó la vida lanzándose de un edificio en 1988, luego del rodaje de Amor de abril, telenovela que protagonizaba junto a Eduardo Serrano. Ese mismo año fallecía Margarita Malvic, quien murió de cáncer de seno a los 35 años. Carismática comediante, esposa del director Renato Gutiérrez, en 1983 era reconocida por su personaje de Mami en El Show de Joselo, con quien compartía el sketch  El recogidito. Luis Manuel Fernández, prometedor comentarista deportivo, falleció de cáncer en 1998 con poco más de 30 años de edad. Más recientemente, el 17 de diciembre de 2011, fallecía la bella Eva Ekvall, Miss Venezuela 2000, modelo, comunicadora social y conductora del Noticiero Televen, víctima de cáncer de mama. Tenía 28 años y se convirtió en un ejemplo para todas aquellas mujeres que padecen de este mal, así como motivadora en la labor preventiva necesaria gracias a su fortaleza y combatiente espíritu de lucha.
Marco Antonio Eteddgui, en una
de sus performances. Fuente: Internet
De todos los dramas de los cuales hemos hecho recuento, ninguno fue más espectacular que la muerte de Marco Antonio Ettedgui durante una de las últimas funciones de la obra Eclipse en la Casa Grande, ópera prima de Javier Vidal, director y fundador del grupo Autoteatro. Ettedgui aún no había culminado sus estudios de Comunicación Social en la UCAB, pero ya se desempeñaba como columnista del diario El Universal y se había convertido en una figura reconocida en el mundillo teatral, donde era famoso por sus performances.


El 2 de septiembre de 1981 resultó mortalmente herido por accidente en la sala Rajatabla, en plena actuación, cuando una barra de hierro olvidada dentro del cañón del fusil fue disparada por la actriz July Restifo hacia su persona, como parte de la representación que allí se efectuaba. En una crónica en homenaje al actor, el artista plástico Carlos Zerpa recuerda que los espectadores estaban fascinados por los efectos especiales, por la actuación magistral y por el grito de dolor del actor, mientras sus compañeros entendían perfectamente que no se trataba de teatro, si no que el fatídico accidente en verdad había ocurrido. «MAE fue llevado de emergencia al Hospital Universitario de Caracas en donde falleció once días después cuando tenía apenas 22 años de edad… Este fue su último Performance.»
Elba Escobar y Javier Vidal recrean la escena de la muerte en el escenario.
Fotograma de la película Homicidio Culposo.
En su honor la Fundación Rajatabla creó el premio Marco Antonio Ettedgui, de gran prestigio en el ámbito teatral. Su muerte sería recreada luego en una de las películas más taquilleras del cine venezolano de los 80: Homicidio Culposo, dirigida por César Bolívar en 1984. Elba Escobar asumía el rol de Alicia Rodríguez, homicida accidental de su novio, el actor Juan Carlos Johnson (Javier Vidal), en uno de los momentos culminantes de la obra “Juana la Americana”, una historia sobre la revolución en el Alto Perú. Entre el público ficticio de la trama cinematográfica, July Restifo observaba con interés la escena. Restifo hacía el papel de Nancy, amiga íntima de Alicia Rodríguez. Un guiño no excepto de morbo, sin duda, que los espectadores captaron rápidamente.

July Restifo, una testigo diferente.
Fotogramas de la película Homicidio Culposo

sábado, 6 de octubre de 2012

Una reflexión para estos tiempos...


Canto de esperanza
Rubén Darío

Un gran vuelo de cuervos mancha el azul celeste.
Un soplo milenario trae amagos de peste.
Se asesinan los hombres en el extremo Este.

¿Ha nacido el apocalíptico Anticristo?
Se han sabido presagios, y prodigios se han visto
y parece inminente el retorno del Cristo.

La tierra está preñada de dolor tan profundo
que el soñador, imperial meditabundo,
sufre con las angustias del corazón del mundo.

Verdugos de ideales afligieron la tierra,
en un pozo de sombras la humanidad se encierra
con los rudos molosos del odio y de la guerra.

¡Oh, Señor Jesucristo!, ¿por qué tardas, qué esperas 
para tender tu mano de luz sobre las fieras
y hacer brillar al sol tus divinas banderas?

Surge de pronto y vierte la esencia de la vida 
sobre tanta alma loca, triste o empedernida,
que, amante de tinieblas, tu dulce aurora olvida.

Ven, Señor, para hacer la gloria de ti mismo,
ven con temblor de estrellas y horror de cataclismo, 
ven a traer amor y paz sobre el abismo.

Y tu caballo blanco, que miró al visionario,
pase. Y suene el divino clarín extraordinario.
Mi corazón será brasa de tu incensario.


The Gardener of Hope, del artista Jason de Caires Taylor. 
Museo Submarino de Cáncún

jueves, 13 de septiembre de 2012

A propósito de las 25 mil entradas a este blog


ODA A LOS NÚMEROS
Pablo Neruda

¡Qué sed
de saber cuánto!
¡Qué hambre
de saber
cuántas
estrellas tiene el cielo!

Nos pasamos
la infancia
contando piedras, plantas,
dedos, arenas, dientes,
la juventud contando
pétalos, cabelleras.
Contamos
los colores, los años,
las vidas y los besos,
en el campo
los bueyes, en el mar
las olas. Los navíos
se hicieron cifras que se fecundaban.
Los números parían.
Las ciudades
eran miles, millones,
el trigo centenares
de unidades que adentro
tenían otros números pequeños,
más pequeños que un grano.
El tiempo se hizo número.
La luz fue numerada
y por más que corrió con el sonido
fue su velocidad un 37.
Nos rodearon los números.
Cerrábamos la puerta,
de noche, fatigados,
llegaba un 800,
por debajo,
hasta entrar con nosotros en la cama,
y en el sueño
los 4000 y los 77
picándonos la frente
con sus martillos o sus alicates.
Los 5
agregándose
hasta entrar en el mar o en el delirio,
hasta que el sol saluda con su cero
y nos vamos corriendo
a la oficina,
al taller,
a la fábrica,
a comenzar de nuevo el infinito
número 1 de cada día.
Tuvimos, hombre, tiempo
para que nuestra sed
fuera saciándose,
el ancestral deseo
de enumerar las cosas
y sumarlas,
de reducirlas hasta
hacerlas polvo,
arenales de números.
Fuimos
empapelando el mundo
con números y nombres,
pero
las cosas existían,
se fugaban
del número,
enloquecían en sus cantidades,
se evaporaban
dejando
su olor o su recuerdo
y quedaban los números vacíos.
Por eso,
para ti
quiero las cosas.
Los números
que se vayan a la cárcel,
que se muevan
en columnas cerradas
procreando
hasta darnos la suma
de la totalidad de infinito.
Para ti sólo quiero
que aquellos
números del camino
te defiendan
y que tú los defiendas.
La cifra semanal de tu salario
se desarrolle hasta cubrir tu pecho.
Y del número 2 en que se enlazan
tu cuerpo y el de la mujer amada
salgan los ojos pares de tus hijos
a contar otra vez
las antiguas estrellas
Y las innumerables
espigas
que llenarán la tierra transformada.

lunes, 13 de agosto de 2012

Aquellos afiches de los años 70 y 80

Estamos de nuevo en los años 70 y 80. Las revistas dedicadas a farándula y entretenimiento incluyen, bien sea en la parte central o en su contraportada, un póster o afiche de los personajes que en ese momento marcan la hora dentro del espectáculo nacional e internacional. Aún guardo algunos de esos ejemplares fotográficos, tal vez por nostalgia, quizá por un afán inexplicable de preservación de algo que, para muchos, es material desechable.

Estoy convencido de que uno de los grandes vacíos existentes en nuestro país apunta a resguardar los vestigios de nuestro pasado. Por eso, cada cierto tiempo, se nos quieren cambiar los patrones históricos que  manejamos, en función de intereses muchas veces espurios. La memoria en materia de espectáculo y entretenimiento es aún más corta. Salvo estrellas consagradas, muy poca es la documentación gráfica o textual que se encuentra en internet acerca de personalidades de la televisión y del cine venezolano. Me he encontrado con páginas extranjeras, en idiomas como ruso y croata, dedicadas a brindar biografías e imágenes de nuestros artistas criollos y muy pocas, por decir casi nada, realizadas en nuestro país, salvo honrosas excepciones.

Por ello, si bien no ha sido nunca un área de interés formal en mi vida, he creído oportuno compartir todas esas cosas que algún día guardé sin razón aparente, sólo porque el afiche me pareció curioso, poco común o sencillamente porque la actriz estaba hermosamente fotografiada.

Espero que disfruten este espacio de memorabilia tanto como yo.

Marina Baura, revista Venezuela Gráfica, finales de los 70
Caridad Canelón, revista Venezuela Gráfica, finales de los 70
Fedra López, revista Venezuela Gráfica, mediados de los 80
Carolina Perpetuo, revista Feriado, década de los 80
Amanda Gutiérrez, revista Ronda, mediados de los 80
Alicia Plaza, revista Ronda, mediados de los 80
Elluz Peraza, revista Venezuela Farándula, finales de los 70
María Alejandra Martín, Diario de Caracas, década de los 90
Herminia Martínez, revista Venezuela Farándula, finales de los 70.
Flor Núñez, revista Ronda, década de los 80
Mayra Alejandra, revista Venezuela Gráfica, finales de los 70.
Chony Fuentes, revista Venezuela Farándula, finales de los 70.
Haydée Balza, revista Venezuela Farándula, finales de los 70
Pierina España, revista Televariedades, década de los 80.
Hilda Carrero, finales de los 70.